Chelino, Celta y Víctor Coballes, colegas de siempre, ya acudían a los partidos del Atlético Guardés en los tiempos de Honor Plata.

- Hay que organizar algo, tenemos que hacer de A Sangriña un infierno-, propuso un día Chelino.

La idea cuajó y la frase sirvió como bautismo. Desde 2014, medio centenar de miembros de la peña O Inferno. En ellos se retrata el crecimiento de un equipo que el sábado necesita un solo punto ante el Granollers para proclamarse campeón de la Liga Loterías por primera vez. "Yo no puedo con los nervios", resume Víctor.

La pasión por el balonmano fue siempre intensa en la pandilla. Empezaron canalizándola hacia el Academia Octavio. La directiva viguesa les pagaba un autobús a Vigo los días de partido. En el Central los conocían como la peña del bombo. Sus tambores, instrumentos identitarios de la villa guardesa, donde se poseen a miles, redoblaban con fiereza en el viejo pabellón, "Éramos jóvenes. Luego eso va decayendo. Te casas, tienes críos... Seguíamos en contacto, pero ya no puedes ir todos los fines de semana por ahí de cachondeo", relata Víctor. Aunque aquella rutina terminó, quedó su pulso latiendo: "La peña del Atlético Guardés se montó sobre el germen de unos cuantos que íbamos al Octavio".

Cuando empezaron a reunirse en A Sangriña, el Guardés era un equipo humilde, construido sobre la cantera. "Hubo un cambio grande con la llegada de José María Silva, que entró en la presidencia ya con vistas de hacer un equipo grande. Con cantera es complicado. Puedes estar ahí bien como el Porriño, que juega con más jugadoras de aquí; hay varias de A Guarda. Pero José siempre tira para arribar, apostó económicamente muy fuerte", argumenta Víctor. El vicepresidente de la peña señala otro paso en la transformación: la contratación como entrenador de Manu Etayo, "que era el segundo de la selección española y eso te facilita los fichajes. El club creció. Tienes menos cantera. ¿Pero quién hubiese pensado ganar una liga?", evalúa.

El crecimiento competitivo ha tenido su réplica en las gradas. "Cuanto más asciende el equipo, más gente va. Ha sido progresivo. Ahora el pabellón siempre está lleno", cuantifica Víctor, que se sorprende igualmente de cómo ha evolucionado su propia peña: "Hemos ido creciendo, aunque seguimos siendo un grupo de colegas. Hicimos camisetas, llevamos los bombos de la Fiesta del Monte, ha ido entrando gente. Y ya ves la que tenemos armada...". Con el Mecalia, a donde viajaron Chelino y Celta -dos clásicos también en los desplazamientos celestes de la época de Horacio Gómez-, hasta el último en Suecia, a donde se desplazó un nutrido grupo.

En casa, los de O Infierno mantienen sus rutinas. Antes de los partidos importantes se reúnen en el restaurante O Portiño a comer y desde allí ya se desplazan a A Sangriña. El propietario, Róber, compone la directiva junto a Víctor y el presidente, Sandrini. Este sábado, sin embargo, organizarán junto al club una churrascada en el patio del colegio vecino al pabellón, abierta a todos los aficionados.

A Guarda espera en vilo ese día. Puede palparse la expectación en las numerosas bufandas y banderas que decoran los mil rincones de la villa. "Es la leche. Ayer apareció una unidad móvil de la Televisión de Galicia en mi negocio, una tienda de informática. El cámara se puso en la ventana y salí porque pensé que pasaba algo. Pero solo quería grabar la bufanda que tengo en el escaparate", cuenta Víctor. Él y Manuel Martínez poseen perfiles de Twitter (@infernosangrina y @Aguardabalonman) desde los que han impulsado el hashtag #AGuardaCoGuardes. "Ha sido una locura.Llevamos casi 200.000 impactos", sostiene. Les han llegado mensajes y fotografías de México, Argentina...

"Todo eso es para apoyar al equipo, no para celebrar un título", advierte Víctor con cautela. "Primero hay que ganar. Llevamos dos años y 22 días sin perder en A Sangriña; desde el 2 de mayo de 2015, ante el Bera Bera. Y esperemos que no se corte la racha. Pero el Granollers nos lo puso muy complicado en la Copa del Rey -el Mecalia se impuso de un gol en cuartos-. Los nervios los tenemos".

La previsión obliga a contemplar los actos que se realizarán si se consigue el título. Para el domingo quedan las visitas institucionales. Los de O Inferno prefieren algo más desatado, desprovisto de formalidades: "Lo nuestro será celebrarlo con una procesión hasta el puerto con los aficionados, los bombos y las jugadoras, si puede ser. Y celebrarlo allí en la Fonte do Mariñeiro".

- Primero hay que ganar-, avisó un peñista en la reunión en la que se debatía qué hacer, temeroso quizás de estar conjurando el infortunio.

"Desde mi punto de vista, aunque perdamos, haría el desfile igual", asegura Víctor. "Sería una desilusión porque lo tienes ahí, lo estás tocando, pero la temporada es ya un éxito de sobra. Si el año pasado me hubiesen dicho que quedaríamos segundos, me hubiese tirado al agua. Y eso ya está conseguido".