La federación inglesa de fútbol ha vuelto a demostrar que va por delante del resto del fútbol mundial. Puede que su campeonato no sea ahora mismo el que ofrezca el mejor juego, ni el que demuestre más sentido a la hora de gastar, pero sin duda es el más preocupado por el espectáculo. La FA anunció ayer que a partir de la temporada 2017/2018 entrará de oficio y sancionará a los futbolistas que hayan simulado una infracción. Ya sea un penalti o una agresión de un rival.

El máximo organismo del balompié inglés busca penalizar la simulación y los "piscinazos" en sus ligas, y para ello ha aprobado una serie de reformas que le permitirán actuar de oficio para revisar las jugadas en las que un futbolista haya simulado y cuya acción posterior haya supuesto una ventaja, ya sea un penalti o la expulsión de un rival, para su equipo.

El organismo presidido por Greg Clarke castigará, después de que un panel, formado por un antiguo árbitro, un antiguo jugador y antiguo entrenador, revise los lunes los encuentros de la jornada, a los futbolistas que hayan simulado una infracción durante un lance del juego que no haya sido percibido por el árbitro.

Con esta medida, que ha sido aceptada y comunicada durante la asamblea general anual de la FA, celebrada ayer jueves, los jugadores que simulen recibirán un castigo similar al que obtendrían de haber sido expulsados con tarjeta roja directa.

Según ha informado la FA, sólo serán sancionadas las acciones que hayan derivado en un penalti o en la expulsión de un rival, siempre y cuando los tres miembros del panel estén de acuerdo. Si la opinión de los tres exprofesionales del fútbol es unánime se aplicará el castigo y el futbolista en cuestión será sancionado con dos partidos de suspensión.

Aunque la Federación Inglesa ha sido la primera que ha institucionalizado esta clase de castigo, ya hay algún precedente de situaciones similares. Este año la Federación Escocesa sancionó a Alex Schalk, delantero holandés del Ross County, con dos partidos de suspensión por un grosero "piscinazo" durante el partido que enfrentó a su equipo con el Celtic. El árbitro picó en el engaño y señaló un penalti que supuso el empate a dos goles final. Tan descarada fue la acción que de forma excepcional la Federación Escocesa entró de oficio y castigó al futbolista con esos dos partidos. Ahora esta medida ya forma parte del reglamento de los campeonatos de fútbol inglés.