De estar desaparecido en combate a reaparecer con su McLaren en un pispás. Así ha obrado el español Fernando Alonso, doble campeón mundial, su último milagro con un coche que parecía que no iba y, que tras la clasificación para el GP de España de F1, nadie diría que no está en condiciones de acabar en los puntos en Montmeló.

Alonso saldrá séptimo, por detrás de los tres equipos punteros y que parecen inalcanzables (Mercedes, Ferrari y Red Bull). Pero antes de llegar a esta alegría, ayer vivió su particular calvario: salió el viernes de la primera tanda nuevamente abatido.

Ni una vuelta al Circuito de Barcelona-Catalunya y su coche tenía que ser retirado en grúa mientras chorreaba en el piso líquido refrigerante y aceite. Se fue a jugar al pádel para mantener el tono físico y, como dijo el propio piloto, para no estar tumbado en el 'motorhome' viendo por la tele a sus rivales.

Por la tarde le montaron un nuevo motor, tras acabar agujereado el de la mañana, y después de 21 vueltas en la segunda tanda de libres, volvía a amanecer el asturiano con su máquina para completar la tercera sesión sin ningún problema aparente. Nadie esperaba que Alonso iba a resucitar tras cuatro grandes premios sin acabar ni una sola carrera y menos aún que saliese el loor de multitudes al acabar la Q3.

Lewis Hamilton (Mercedes) volvió a hacerse con la 'pole', la tercera vez este curso, pero al margen del nuevo pulso entre la escudería alemana y Ferrari, Alonso apareció con luz propia en medio de esta rutina entre los dos gallos, no solo por colarse por primera vez en la Q3 esta temporada, sino por finalizar séptimo, todo una hazaña, ya que éste parece en realidad el techo, pues por encima parecen imbatibles las tres escuderías que a día de hoy aparecen como inalcanzables (Mercedes, Ferrari y Red Bull).

Al aficionado le ha quedado un buen sabor de boca por lo que le ha brindado hoy su ídolo en Barcelona, donde Alonso siempre da un poco más. No en vano, Barcelona es su última victoria, ya en el lejano 2013, cuando firmó su 32 triunfo en la F1.

Ahora solo queda saber si habrá continuidad en la carrera. El expediente del bicampeón español esta año no invita a mucho; no ha acabado ni una carrera y en la última (Rusia) finalizó hundido, ya que su McLaren ni le permitió iniciar la prueba. Una nueva avería lo dejó en la estacada.

Alonso vive un momento de ebullición, porque a falta de sensaciones en la F1, tiene en la agenda una carrera en Indianápolis que le ha devuelto la alegría, las famosas 500 Millas, pero con lo acontecido hoy nadie duda que el asturiano mañana desde la cuarta fila, justo por detrás del mexicano Checo Pérez (Force India) le va a meter el morro en la primera gran frenada antes de llegar a la curva de la recta del circuito a los Red Bull, Ferrari y Mercedes.

La realidad, quizá, será otra, después de los varapalos que ha sufrido esta temporada, y en las dos anteriores, en McLaren y con los motores Honda. El equipo británico actualmente no es rival de nadie, y solo los destellos de Alonso permiten que el aficionado le preste algo de atención.

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