Un francotirador derribó al Celta. Dos lanzamientos de falta de Escardo en los minutos finales, uno ajustado al palo del portero tras rebasar una barrera rota y otro mordido, que sorteó todas las piernas del área, frustraron la heroicidad del conjunto céltico, que jugó con uno menos casi toda la segunda parte y acabó el partido con nueve futbolistas. Sufrieron una tercera expulsión los de David de Dios tras el pitido final, entre gestos de impotencia y desolación.

El Celta empezó por delante. Expuso más en busca del primer gol y, cuando marcó, supo soportar la tibia reacción del Málaga. Alberto tuvo las dos opciones más claras para el cuadro vigués. En la primera, un remate con el interior a media altura, se interpuso el portero Kellyan. Superado el ecuador del primer tiempo, volvieron a encontrarse y esta vez ganó el delantero. Su derechazo desde el vértice del área pequeña acabó en la red tras sacudir el larguero, concretando una incursión por la derecha.

El Málaga acabó el primer tiempo en campo rival, pero sin molestar a Galnares. No tardó en pasar a primer plano el guardameta del Celta. Nada más comenzar la segunda parte, el mediocentro céltico Pedro agarró a Jony cuando entraba en el área y el árbitro se cobró el penalti y la segunda amarilla. Jony quiso para sí el balón y eligió la izquierda, al alcance de la mano del portero.

A pesar de perdonar la primera opción para el empate, el Málaga era otro. Se adueñaron del balón los de Dely Valdés y le dieron profundidad a su dominio. A la hora de los cambios, el técnico del Celta quiso robustecer el centro del campo con Guille y refrescó la punta con Gabri. El malaguista retocó el flanco izquierdo y la delantera para generar fisuras en una retaguardia firme.

El conjunto andaluz movía el árbol, pero los remates sobre Galnares no tomaban portería. En el más claro, un cabezazo de Alberto se escapó por un palmo. No fallaría en la siguiente, tras asociarse con el punta Joel en la frontal del área. Un remate de alta definición acertó con la escuadra.

El Celta sacó el orgullo y esgrimió a Pampín, que con sus carreras puso en dificultades a la zaga del Málaga. Escardo, con un certero zurdazo a seis minutos del final, obligó a los célticos al más difícil. Dos de los recambios resucitaron las esperanzas de final. Gabri condujo un ataque por la derecha acompañado por Ton, que puso el empate. Todavía tendría otra el céltico, pero el Málaga se puso la camiseta de campeón en vigor y Escardo, esta vez con la derecha y sin margen de reacción, hizo insoportable el tormento céltico.