La vuelta de formación fue la única ayer para Fernando Alonso en el Gran Premio de Rusia, donde ganó Bottas. No llegó a completarla. No fue la primera vez que el asturiano retiraba su monoplaza sin llegar siquiera a instalarlo en la parrilla para iniciar la carrera. Le pasó hace nada menos que doce años en el Gran Premio de Estados Unidos en un circuito de Indianápolis al que regresará en unos días para preparar las 500 millas. Entonces, en 2005, retiraba su Renault de la pista tras la vuelta de formación por indicación de Michelín, que no veía posible que los neumáticos aguantaran la abrasión de los peraltes del gran óvalo norteamericano. Aquella retirada fue una minúscula mácula en una temporada magnífica en la que ganaría su primera corona. La de ayer fue muy distinta?

"No tengo referencia de carga en el volante", fue el primer aviso de Alonso según el pelotón se ponía en marcha para iniciar la vuelta previa a la carrera. Sin tiempo para desentrañar qué le ocurría ya le veíamos abandonar el coche, tirar los guantes al asiento e iniciar a pie el triste paseo de regreso al garaje. Al McLaren-Honda le había fallado el sistema de recuperación de energía. Cuarta carrera de la temporada y cuarto abandono. El despropósito d el McLaren-Honda parece no tener fin. Sería sencillo decir que el matrimonio anglojaponés ha tocado fondo, pero el pozo es muy profundo. Tiene recorrido para seguir cayendo.

Sólo otro piloto de la actual parrilla había firmado en este siglo un cuatro de cuatro en abandonos. Fue Sebastian Vettel en 2008, cuando estaba a los mandos de un Toro Rosso y en pleno periodo de aprendizaje. Hoy el alemán, cuatro veces campeón con Red Bull, lidera el campeonato con su Ferrari. Honda falla más que una escopeta de feria y el Cavallino va como un tiro. A perro flaco?

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