Cita histórica en Navia. El Amfiv persigue su primer título. A las 12.15 horas se juega la Challenge Cup contra el Wiesbaden. Su cuarto asalto final a un entorchado europeo. La identidad de los contendientes es la que se anticipaba tras la primera jornada. El relato de las semifinales, sin embargo, alteró la trama prevista. Vigueses y germanos se copiaron en el desarrollo. Ambos no supieron rentabilizar su fuerte arranque y acabaron sufriendo ante Merkezi (59-50) y Titans (61-52).

En Navia se vivió un episodio de pánico en el último cuarto, cuando el conjunto turco se aproximó a dos puntos. La ansiedad atenazó a los jugadores de César Iglesias, que amagaron con sufrir un colapso. La grada bramó, salieron a relucir las muñecas precisas y el Amfiv resopló aliviado. Quizás haber sobrevivido al espanto en el cruce lo libere de nervios ante el Wiesbaden.

Ya el último partido del grupo, ante London Titans, había mostrado por la mañana el auténtico nivel de exigencia de la Challenge Cup, tras la pobre imagen mostrada por Devedo y Marseille. El equipo inglés plantó cara por el liderato amparándose en el acierto de Saunders (10 puntos en el primer cuarto, 20 en total) y en la calidad de sus puntos bajos, internacionales. La complejidad del adversario había invitado a Iglesias a modificar su planteamiento habitual, introduciendo a Manu Lorenzo y Julio Vilas por Envó y Cronau; en consecuencia, variando las rotaciones posteriores. Al descanso, el 40-40 retrataba con precision el equilibrio de fuerzas.

La victoria olívica, con todo, se había estado larvando en las limitaciones inglesas. Su quinteto inicial iguala al vigués en calidad, fuerza y velocidad. Su banquillo, no. Ian Laker mantuvo a sus titulares en cancha durante 27 minutos seguidos. Resultaba misterioso porque sentado a su lado estaba el prestioso gigante Gibbs. Cuando lo introdujo en cancha, se le vio limitado en movilidad y condicionando el resto de la ecuación. El Amfiv soltó amarras.

Laker reconstruyó la apuesta pero aún tuvo tiempo de realizar otra maniobra intrigante. Todavía vivo, once abajo a falta de casi cuatro minutos, retiró en bloque a sus cinco titulares. Se resignó a la derrota, pero sin limitar tanto el desgaste.

El Merkezi ya exhibió sus cualidades justo después, ante el Wiesbaden, en su propio duelo por el liderato del grupo. El 63-42 es engañoso. Los turcos han mostrado un patrón muy concreto en su comportamiento durante todo el torneo. Comienzan mal los partidos, pero nunca se rinden. Limitados en talento, poseen coraje y oficio, lo que les permite pastorear el juego en los parámetros que les convienen. El Amfiv no supo detectar las señales.

El arranque de la semifinal alimentó la impresión de que sería un paseo. A la ventaja viguesa, con Envó estirándola hasta los 13 puntos, se le sumaba la rápida cuarta falta de Mustafá Muhittinoglu, la estrella turca. El 34-23 del descanso camuflaba que las diferencias se habían estabilizado y que se jugaba ya a lo que deseaba el Merkezi. El Amfiv se ahogaba al no poder correr -Costas y Vilas se quedaron sin anotar- y era incapaz de descifrar en defensa el plan que su adversario había activado al quedarse sin Muhittinoglu. Fallos en canastas fáciles desataron el miedo al fracaso en el pabellón.

Aparecieron los que debían, aquellos en cuya mente no anidan las derrotas anteriores: Zavala y Jama abrieron un ligero hueco. También Alejos dio un paso al frente. La eliminación de Bahçekapili, el excelente punto bajo, obligó a Taner Ertay a componer un quinteto más limitado. El Amfiv vislumbra ya el paraíso soñado. El Wiesbaden es su última aduana.