El Real Madrid olvidó la derrota en el clásico frente al Barcelona con la verticalidad de su 'segunda unidad', que le permitió lograr una victoria holgada en su visita al Deportivo en el estadio de Riazor.

Zidane confió en la profundidad de su plantilla ante el Deportivo con nueve cambios (dos de ellos obligados) respecto a la alineación que había dispuesto el domingo en el Bernabéu. La apuesta parecía rozar, incluso, la imprudencia, pero sus jugadores no tardaron en darle la razón.

El conjunto blanco fue un torbellino en su visita a ese campo que se le cruzó entre 1992 y 2008 pero en el que se ha hecho fuerte desde entonces. Su inquilino, el Deportivo, aún no ha sido capaz de sellar la permanencia en otra temporada de sufrimiento, nada que ver con aquel equipo que deslumbraba en la Liga y en España y que se le atragantaba al Real Madrid.

Cincuenta segundos tardó el Real Madrid en empezar a dejar atrás la derrota en el clásico. Tras una pérdida de los locales en la salida del balón, los de Zinedine Zidane, que solo mantuvo en el once a Marcelo y Nacho, dieron el primer golpe en una contra que Morata, a pase de Isco, resolvió ante Germán Lux.

El guardameta argentino evitó la goleada en los siguientes minutos de partido, en los que el Real Madrid dio una exhibición de velocidad. Estaba fresco y el Dépor, tocado, parecía una tortuga en defensa ante el poderío blanco.

Lucas Vázquez tuvo un recibimiento hostil en la provincia en la que nació. Riazor no se olvidó de su enfrentamiento acalorado con Sidnei Rechel en el partido de la primera vuelta y le castigó con insultos y música de viento a los que respondió con fútbol.

Salieron de la cueva los blanquiazules en los últimos minutos del primer periodo y les bastó para meterse en el encuentro con un remate a placer de Andone en el segundo palo a pase de Kakuta.

Fueron momentos de incertidumbre y de problemas para los blancos. El Dépor creyó que podía empatar, algo excepcional teniendo en cuenta el balance de ocasiones que habían protagonizado uno y otro equipo. No fue así y el Real Madrid explotó otra vía de agua en la cobertura del Deportivo para agrandar su renta antes de pasar por el vestuario con un tanto de Lucas Vázquez. La tranquilidad volvía a los blancos, que en la segunda parte se pasearon con total tranquilidad.