El duelo de semifinales de la Europa League entre el Celta y el Manchester United ha generado una ola de ilusión entre el celtismo sin precedentes desde la clasificación del equipo vigués para la final de la Copa del Rey en 2001. Centenares de incondicionales celestes se agolparon durante toda la jornada de ayer en una descomunal cola que daba la vuelta a la grada de Río, hasta la de Marcador, para hacerse con una de las preciadas 1.600 reservas de entrada que el club ha puesto a la venta para el partido de vuelta del cruce que se jugará el próximo 11 de mayo en Old Trafford.

Varias decenas de aficionados, los más madrugadores y primeros en conseguir el ansiado billete para el legendario "Teatro de los Sueños" , pasaron la noche al raso -hasta 16 horas de cola guardaron los más madrugadores- pertrechados con sillas portátiles, mantas y naipes, para hacerse con un billete para experimentar en persona uno de esos partidos "que no se vive todos lo días".

"Quedan cinco minutos y no veo el momento de pillar la entrada. Tengo mucha tensión", señalaba Villar, vigués y socio de Río Alto, poco antes de que se abrieran las cuatro taquillas que el club ha habilitado para el despacho de las reservas. "Llevo desde las once de la noche de ayer. Ha hecho frío pero lo hemos pasado aquí con un par de tumbonas, algunas mantas y jugando al tute", explica.

Más tiempo aún aguardó el pontareano Cristian Estévez, abonado de Gol y primero de la cola. "Llevo desde la ocho y media de la tarde de ayer. Aún era de día. La noche la hemos pasado al raso, con mantas, tumbonas, cartas, bebida, comida, como hemos podido, vamos. He venido solo pero luego me he encontrado con gente de Pontareas, porque yo soy de allí, y hemos ido pasando la velada de forma más o menos entretenida", explica. Y agrega: "Estamos muy ilusionados. Esto es histórico, no pasa todos los días. Viví las dos finales de Copa del Rey, en la del 94 tenía ocho años y perdimos con aquel famoso penalti de Alejo. Y la otra en la Cartuja, que empezó bien y acabó muy mal. A ver si ahora sale mejor."

Entre los primeros en conseguir una entrada estaba también el matrimonio formado por los gondomareños Manu y Melody, abonados de Marcador. "Llevamos aquí desde las diez de la noche de ayer. Trajimos de todo, tumbonas, sacos de dormir, mantas y nos hicieron falta porque anoche hacía bastante frío", apunta con satisfacción Melody mientras muestra su reserva. "Viendo las tremendas filas que se han montado ha merecido la pena. Por la noche éramos pocos y lo pasamos bastante bien. Jugamos a las cartas e hicimos un poco de todo. A partir de las cinco o seis de la mañana ya se vio bastante movimiento. Antes éramos unos veinte o así", relata. Y agrega: "Por el Celta se hace lo que haga falta".

Pero no todos los que consiguieron las primeras entradas estaban igual de satisfechos. En este sentido, Villar reprocha al Celta una "deficiente organización" en el reparto de las reservas. "La gestión ha sido malísima, lamentable. Han repartido pocas entradas y aquí no ha habido nadie del club para organizarlo. Ya pasó con el viaje a Vitoria. Luego está lo del precio, que primero dieron uno y después otro. Pasa lo de siempre, no son transparentes y es un problema", censura.