El Céltiga y el Ribadumia han aclarado más bien poco respecto a sus posibilidades de mantener la categoría. El empate final no es más que el justo reflejo de lo sucedido en unos noventa minutos en los que el excesivo respeto entre ambos equipos coartó las potencialidades futbolísticas de unos y otros.

Tal fue el rigor táctico llevado a cabo que las disputas ganaron por goleada a las acciones trenzadas, especialmente en la primera parte. El miedo a perder era una evidencia y ambas escuadras poblaron de jugadores el mediocampo con la intención de no ceder ni un metro. Justo se había cumplido la primera media hora cuando el partido entró en un nuevo escenario. El Ribadumia mostró carácter para dar un paso al frente y tomar la iniciativa.

David Rodríguez se revolvió y sacó un disparo a la media vuelta que, tras dar un mal bote en el césped, acabó en la portería.