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HISTORIAS IRREPETIBLES

El bombardeo de Old Trafford

El Manchester United estuvo ocho años sin utilizar su estadio por los daños causados durante la Segunda Guerra Mundial, algo que le generó una gran crisis económica, pero que acabaría siendo decisivo en su definitivo crecimiento

Imágenes de las tareas de reconstrucción de Old Trafford.

En otoño de 1940 los bombarderos alemanes comenzaron a sembrar el caos en Inglaterra. El "Blitz" (guerra relámpago), el término por el que se conoce el hostigamiento diario al que la Luftwaffe sometió a las principales ciudades británicas durante ocho meses, generó enormes daños materiales y humanos en el país y afectó también al Manchester United que se quedó sin casa durante años por culpa de aquel doloroso y costoso episodio de la Segunda Guerra Mundial.

Para los alemanes Londres (por el efecto anímico que tenía llevar sus potentes bombas V-1 hasta el corazón de Inglaterra) era uno de sus grandes objetivos, pero casi más importantes eran los centros industriales para limitar los recursos de la maquinaria de guerra británica. La lista de ciudades que la aviación alemana castigó desde el 7 de septiembre de 1940 es interminable. Manchester no se libró tampoco. Sin ser una prioridad, la ciudad también sufrió en sus carnes aquella barbarie y sus vecinos se acostumbraron durante meses a dormir en refugios, a protegerse del bombardeo incesante. De Trafford Park, el parque industrial que hay al oeste de la ciudad, salían en aquellos momentos los Lancaster y los Manchester , dos de los grandes bombarderos que tenía la aviación británica. Su fabricante, la A.V.Roe and Company, llevaba más de treinta años instalada en ese parque. Era evidente que la Luftwaffe tarde o temprano les convertiría en uno de sus objetivos. El 22 de diciembre esa zona de Manchester recibió la visita de los aviones alemanes que descargaron sus bombas sobre la zona. Y el viejo Old Trafford, muy próximo a la factoría, se convirtió en uno de los daños colaterales.

El estadio del Manchester United, una de las grandes obras que había creado el escocés Archibald Leicht, padre de buena parte de los grandes estadios de las islas, sufrió solo daños superficiales. Nada especialmente grave aunque lo suficiente para que no se pudiese utilizar durante tres meses. Aunque la Liga estaba paralizada debido a la Segunda Guerra Mundial (no se reanudaría hasta 1946), los equipos seguían organizando partidos y había una especie de Liga de la Guerra que tenía un calendario en absoluto regular. Por culpa de los daños que sufría el estadio, el United desplazó el partido de Navidad que tenía previsto para tres días después contra el Stockport County a Edgeley Park.

El club pagó aquellos desperfectos, pero lo peor vendría el 11 de marzo de 1941. Los aviones alemanes volvieron aquella noche en busca de las fábricas de Trafford Park y varias V-1 alcanzaron de llenó el estadio que sufrió daños devastadores. Las gradas, las oficinas y el terreno de juego quedaron completamente destrozados. Aunque no había competición oficial en aquel momento era evidente que el Manchester United se enfrentaba a un problema realmente importante para el futuro y que exigía diligencia y audacia por parte de sus responsables y una dosis importante de ayudas oficiales.

La reconstrucción de los daños causados en Inglaterra por el "Blitz" fue un proceso largo. El Manchester United, como tantas otras empresas, instituciones o particulares, se presentaron ante la Comisión de Daños de Guerra en busca del dinero con el que afrontar la reparación. Sus responsables no lo consideraron una prioridad en un principio con lo que el Manchester United no tuvo más remedio que refugiarse en casa de su vecino, el Manchester City, que les prestó Maine Road. Aquello, que siempre fue visto como un gesto amistoso por parte de los "citizens", no dejaba de ser una importante operación económica. El United debía pagar 5.000 libras anuales por el uso del estadio y entregar al City un porcentaje en la recaudación de los partidos lo que les generó un agujero considerable en sus finanzas.

El club se esmeró en la tarea diplomática. Su dueño, James William Gibson, y su secretario, Walter Crickmer, buscaron soluciones para Old Trafford al tiempo que daban forma a lo que sería el United en las siguientes décadas con la contratación como entrenador de un exjugador del Manchester City y Liverpool que marcaría para siempre la historia del club, Matt Busby, a quien no asustó unir su destino a un club sin tradición ganadora (hacía más de cuarenta años de su anterior título de Liga) y que afrontaba una situación institucional tan delicada. Gibson, que pertenecía a la industria textil y era uno de los suministradores de uniformes del ejército británico, consiguió finalmente en 1945 con la ayuda de Ellis Smith, un diputado fanático del club, que Old Trafford entrase en el plan de ayudas de la Comisión de Daños de Guerra. Se le concedieron 4.800 libras para la limpieza de escombros y 17.478 libras para la reconstrucción de las gradas, las dependencias y el terreno de juego. Todo lo que excediese de esa cifra correría a cargo directamente del bolsillo de Gibson y de sus empresas.

La intención era acelerar las obras y que al comienzo de la temporada 1946-47 Old Trafford estuviese en condiciones de acoger de nuevo al Manchester United aunque la obra no estuviese aún acabada del todo. Pero la escasez de material de construcción y las prioridades del país, que pasaban sobre todo por solucionar los desperfectos y destrozos de miles de casas, generaron un importante retraso lo que mantuvo al United más tiempo del previsto en Maine Road y permitió al Manchester City seguir engordando a su costa.

En 1948 el Ministerio de Obras aceleró los trabajos en Old Trafford después de que el Manchester City comenzase a protestar de forma reiterada por las limitaciones que, según ellos, le suponía tener un huésped en su casa. Y así fue como en 1949 el Manchester United pudo volver a su reluciente casa. Por el camino se habían dejado muchos dolores de cabeza y un agujero de 15.000 libras que supondría un problema de cara al futuro pero que, con la ayuda de Matt Busby, les llevó a potenciar la Academia (creada en 1946) y de la que en poco tiempo saldrían buena parte de los "Busby Babes" que transformarían para siempre la historia del club. El 24 de agosto de 1949, con más de cuarenta mil fieles en las gradas, el Manchester United volvió a jugar un partido como local en Old Trafford. El Bolton Wanderers fue superado de forma clara en aquella tarde de reencuentros por 3-0.

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