Chus Lago tiene claro que debe ser una travesía "rápida". Sabe que el peligro entra en juego en una aventura como ésta y han decidido priorizar la ligereza. Lo han hecho en el material, en los trineos, en lo que llevarían de ropa, de alimentos o de combustible. La intención es recorrer una media de diez kilómetros al día con lo que en veinte jornadas habrían completado los doscientos kilómetros que tiene el casquete de un extremo a otro. Recuerda Lago que en Laponia hace un año se encontraron una nieve "demasiado esponjosa" y que eso las ralentizó mucho y que apenas fueron capaces de hacer diez kilómetros al día. En esta ocasión esperan encontrarse mejores condiciones que les puedan ayudar a caminar con un poco más de rapidez. Esa es la intención y en base a eso han trabajado, han planificado y se han entrenado de forma intensa durante los dos últimos años. "Estoy preparada física y psicológicamente para esto" aseguró ayer Verónica Romero, una de las expedicionarias. Aunque luego en mitad de ese inmenso desierto blanco que es el casquete de Barnes surgirán complicaciones y nuevos desafíos que ellas deberán ir solventando de forma permanente.