El Olivo, que alrededor de las dos de la tarde entraba en posiciones de descenso al imponerse el Monte en su visita a A Lomba, supo resolver la primera de las siete finales que le restan hasta el remate de la liga, tumbó a un rival que todavía intentaba la heroica de la salvación y, de paso, sumó su segundo triunfo consecutivo en el Pahiño, lo que da aire a las de Toni Pazó justo en el momento que más lo necesitaban.

El Olivo repitió el marcador que endosó al último visitante, el Femiastur, pero el partido tuvo tantos vaivenes que hasta el Tordota dispuso de ocasiones para empatar cuando las locales se quedaron con una menos tras la expulsión de Silvia Haussen.

No, no fue un encuentro cómodo. Al cuarto de hora Nati, de gran zapatazo, encarrilaba el choque para las viguesas y poco después un perfecto remate en plancha de Camisón en su retorno desde el fútbol sala parecía sentenciar el encuentro.

Parecía? Porque la reacción rival no tardó en llegar. Rebeca, la "nueve" visitante, se escapaba y Haussen, lista, la derribaba. Amarilla. Luego, Carla hacía lo difícil al disparar fuera tras plantarse ante Lidia desde el extremo.

El partido estaba encarrilado en el marcador pero no en el juego. El Olivo buscaba a Nati y un fútbol directo, con Carmela Anaclerio conteniendo al rival de forma perfecta. Pero a la vuelta de vestuarios, Silvia Haussen se confiaba y perdía el balón ante Raquel, que le cobraba la falta. Penalti, expulsión y 2-1 al segundo minuto de la reanudación. Vaya forma de complicarse.

Con Haussen sufriendo en la grada, el Tordoia tuvo su momento para cambiar el signo del choque. Rebeca le ganaba la espalda a la zaga, driblaba a la meta local y cuando iba a anotar el empate Sara evitaba el gol in extremis (min. 56). Sus compañeras la hacían desaparecer en un mar de abrazos. Acababa de salvar dos puntos.

Dos minutos después, El Olivo cogía por sorpresa a la defensa visitante, Alba encaraba a la central y cedía a Nati para que esta hiciese el 3-1 colocando el cuero entre las piernas de la portera. En nada, del infierno al cielo.

Después, el partido se nubló. Se perdió la colegiada, que no supo imponerse (se la comieron las jugadoras del Tordoia en una protesta coral), que erró en la señalización de varias faltas y que zanjó con una triste amarilla el empujón de Selenia a Lidia cuando esta tenía el balón en la mano.

El partido se volvió bronco, con la italiana Anaclerio manteniendo la cabeza fría (utiliza su cuerpo a la perfección para proteger el cuero, no regala un solo balón y siempre está posicionada para frenar al adversario) y sobró el resto del tiempo.

El Olivo sigue respirando y ahora el nuevo parón liguero le permitirá preparar con calma la visita al Monte cántabro el 12 de marzo. Ahí se puede decidir media salvación.