El Celta pagó la resaca de su gesta europea con un escuálido empate en El Molinón, donde Berizzo dio descanso a la mayoría de sus titulares y tuvo que echar mano del talento de Iago Aspas para rescatar al equipo de la mediocridad. Mereció mejor fortuna el Sporting, que tuvo casi una hora a los celestes contra las cuerdas, estrelló dos balones en la madera y se adelantó en el marcador al inicio del segundo tiempo gracias a un penalti de Planas a Carmona transformado por Moi Gómez.

Pero la entrada en el campo de Aspas cambió el decorado. El moañés revolucionó el apocado ataque celeste y convirtió el choque en un ejercicio de supervivencia para el Sporting anotando de falta directa su decimotercer gol del curso en la Liga después de que Bongonda forzase la expulsión con roja directa de Meré (min. 71).

En superioridad numérica, el choque fue ya un monólogo para los celestes, que imprimieron una marcha más el juego y cortejaron el triunfo con un remate de Pablo Hernández al travesaño y un gol legal que el árbitro anuló a Carles Planas por inexistente fuera de juego.

Finalmente, un empate raspado en un duelo de sensaciones encontradas que agranda la figura de tipos como Aspas, Bongonda, el recién llegado Jozabed y achica la de Rossi, al que le cuesta sostener el ritmo del resto, o Josep Señé, que volvió a tirar a la basura la enésima oportunidad que tan generosamente le ha brindado el técnico.

A diferencia de recientes partidos en los que las rotaciones fueron masivas, como en Butarque o en Anoeta, los suplentes célticos se vieron desbordados en muchos momentos del choque, especialmente en el primer tiempo, en el que el Celta sobrevivió gracias al acierto de Rubén. El mosense salvó al equipo con tres excelentes paradas y apenas ofreció resquicios al rival entre los palos, salvo en el penalti. Otra solvente actuación que dará que pensar a Berizzo.

No tardó Rubén en intervenir. En el minuto 3, Burgui aprovechó un mal despeje de Fontás para poner a prueba los reflejos del guardameta céltico. El Sporting entró muy enchufado en el choque y acosó al Celta por su costado derecho, donde Canella puso en severos aprietos a Roncaglia y obligó a Berizzo a cambiar de banda a Bongonda, más sacrificado en defensa que Señé.

El movimiento táctico del Toto no impidió al Sporting seguir castigando al Celta por ambos costados, aunque especialmente por el derecho. Traoré hizo lucirse a Rubén con un cabezazo a bocajarro tras un buen centro de Amorebieta que el portero celeste desvió a la esquina con otra gran intervención. No mucho después, cerca de la media hora de juego, Moi Gómez estrelló un en el lateral del poste derecho celeste un cañonazo con marchamo de gol.

Con más inercia que ambición, el Celta intentó dar réplica pero perdió la batalla del medio campo, donde Marcelo Díaz y sobre todo Radoja fueron superados por Vesga y Sergio Álvarez, muy intensos en el quite. Rossi apreció de modo intermitente en un par de ofensivas celestes que Cuéllar desactivó sin demasiado esfuerzo. Más mordiente le puso Bongonda, llegando en carrera a pie cambiado para perfilarse hacia su pierna buena y descerrajar un poderoso disparo que puso por primera vez verdaderamente a prueba los reflejos de Cuéllar.

La ambición del Sporting, más intenso que el Celta durante todo el primer tiempo, obtuvo premio al inicio del segundo con un innecesario penalti de Planas a Carmona que Moi Gómez convirtió en el primer gol del partido con un fuerte disparo por el centro.

Jozabed, que una vez más mostró buen pie y brillantez en la lectura del juego, replicó con un disparo que Cuéllar, impenetrable, desvió a la esquina.

Fue entones cuando Berizzo decidió jugar la baza de Iago Aspas. Con 32 minutos por delante y el moañés en estadio de gracia permanente, había tiempo de sobra para reaccionar, aunque fue el Sporting el que rozó el segundo con un disparo demasiado cruzado de Burgui, pero sobre todo con un formidable cabezazo al palo de Traoré tras un gran centro de Sergi Gómez.

En pleno dominio asturiano, Bongonda fue derribado por Meré a la izquierda de la media luna cuando encaraba en solitario a Cuéllar y el central fue expulsado con roja directa cediendo una peligrosa falta al Celta. Un tiro libre perfecto para un zurdo que presumiblemente iba a lanzar Marcelo Díaz y que, contra todo pronóstico, Aspas convirtió en el gol del empate con otra maravillosa muestra de su interminable catálogo de virguerías. El moañés alzó la vista, intuyó que la defensa saltaría y coló el balón por debajo de la barrera con un disparo raso endiabladamente ajustado al palo corto que Cuéllar apenas pudo seguir con la mirada.

Otra genialidad de cuño propio que le reivindica ante Lopetegui -en la grada de El Molinón- y que inclinó el campo definitivamente en favor del Celta en los 20 minutos finales. Los celestes rondaron la victoria con un remate de Pablo Hernández al travesaño y vieron cómo el árbitro anulaba un gol legal a Planas. Beuavue, en un prometedor regreso, tuvo la última a centro de Aspas, pero Cuéllar detuvo su disparo desde el suelo y, con el cuchillo entre los dientes, pudo finalmente el Sporting conservar un punto que la da vida.