Liberado de la banda, hiperactivo, omnipresente, colosal, en alguna fase acelerado, con tantas ganas de lograr el gol que igualase la eliminatoria que descartó alternativas de pase más claras que el remate. Iago Aspas realizó un partido extraordinario en el que si falló, lo hizo por exceso. Y cuando tuvo que asumir la responsabilidad de un penalti a vida o muerte, lo hizo con frialdad, engañando a un Pyatov que hasta entonces había frustrado todas sus tentativas.

"Es un día histórico para nosotros, nos hemos merecido esta clasificación", proclama Iago Aspas ante las cámaras de Bein Sports. Aunque feliz, a Aspas no se le olvidaban las dos manos que Pyatov había sacado en la primera parte. "Hemos tenido varias ocasiones claras. En la primera parte me han quitado dos. Solo por esta gente vale la pena también", comenta en dirección a los escasos seguidores celestes que pudieron desplazarse hasta Jarkov y cuyo júbilo podía escucharse de fondo.

Aspas describe con sencillez ese duelo sobre el abismo con Pyator en la pena máxima: "Había que tener tranquilidad. Estaba confiado en que lo iba a meter y así ha salido".

"Estoy un poco cansado. Recuperaremos en el viaje, pensaremos en el domingo y a ver qué rival nos toca en la siguiente eliminatoria", acepta y ofrece su dedicatoria del triunfo: "Sobre todo me acuerdo de la familia, de mi novia, de mi hija. Son momentos especiales que uno no puede vivir todos los días. Intentaremos avanzar a la siguiente ronda".

Le preguntan si la gloria ucraniana justifica su regreso al Celta y advierte que su orgullo por vestir la celeste no se detiene en los grandes momentos: "Por esto y por mucho más, yo disfruto cada día que salto al terreno de juego ayudado por mis compañeros. Nos están saliendo las cosas bastante bien. Hemos tenido un pequeño lunar en una grandísima temporada, que ha sido la semifinal de la Copa del Rey. Hemos luchado hoy, hemos creído hasta el final y hemos metido esos dos goles".