El Celta visita por segunda vez Ucrania para disputar un partido de competición europea. El conflicto bélico entre nacionalistas y prorrusos ha obligado al Shakhtar a solicitar la cesión del estadio de Járkov para disputar sus partidos, pues el Donbass Arena de Donetsk fue parcialmente destruido durante un bombardeo. El frío es una de las preocupaciones de la expedición del Celta que ayer por la mañana partió de Peinador, así como de la veintena de seguidores que acompañan al equipo vigués en este desplazamiento de 3.500 kilómetros.

Las previsiones meteorológicas apuntan que a la hora del partido se registrarán temperaturas en torno a los cero grados centígrados, aunque la sensación términa bajará unas décimas. Nada extraño y excepcional para cualquiera de los que estarán hoy en el Oblasny SportKomplex Metalist, conocido popularmente como estadio Metalist de Járkov.

Sobre las temperaturas que se registrarían el día del partido, Andreu Fontás señala el lunes que pasarán frío los que se encuentren en los banquillos o en las gradas. Los futbolistas que estén sobre el terreno de juego apenas se enterarán de las bajas temperaturas una vez que comience el partido. Explicaba además el defensa catalán que los futbolistas van bien protegidos, con las prendas térmicas por debajo de la indumentaria oficial.

Eduardo Domínguez, técnico vigués que trabajó en Rusia con el Spartak, indicaba esta semana a este diario que los problemas por el frío pueden surgir a partir de los menos ocho grados centígrados. Esa temperatura no se alcanzará en la jornada de hoy en Járkov, donde los termómetros marcarán entre cuatro grados de máxima y cero de mínima. Sí se apunta la posibilidad de que caiga nieve durante la tarde-noche.

Más que el frío, a los jugadores del Celta les preocupa el estado del terreno de juego del OSK Metalits, con capacidad para 37.500 espectadores. Es probable que el césped esté duro, debido a las bajas temporaturas a las que está sometida esta instalación durante en invierno. En ese caso, el bote del balón dificulta el control del mismo y ello afectaría al ritmo del partido y al fútbol de toque que desea el Celta para generar el mayor número de ocasiones de gol posibles para darle la vuelta a un marcador adverso.

El Celta visita Ucrania por segunda vez. Hace dieciséis años también se tuvo que enfrentar al Shakhtar en la misma competición. Entonces, el partido de ida se celebró en Donetsk, con un resultado de empate sin goles en una noche en la que los termómetros alcanzaron los menos seis grados centígrados. La expedición del Celta tuvo que llevarse la comida de Vigo y preparársela en el hotel de concentración, ante las carencias que entonces presentaba un país como Ucrania.