Tocó madrugar. Una veintena de celtistas dieron el último repaso a su equipaje. Estaba todo. Ropa de abrigo y, sobre todo, la camiseta del Celta y la bufanda celeste. Junto a la expedición que lidera Eduardo Berizzo, los seguidores se daban cita antes de las 08:00 horas en el aeropuerto de Peinador. El avión, que voló a 36.000 pies de altura y cuya tripulación era portuguesa, partió de la terminal viguesa a las 08:05 horas.

La aeronave recorrió Europa. En esos cerca de 4.500 kilómetros que separan Vigo de Járkov, los seguidores viajeros del Celta sobrevolaron Francia, Suiza y Australia antes de tomar suelo ucraniano. El aterrizaje en la urbe que acogerá el segundo y definitivo asalto entre los de Berizzo y el Shakhtar Donetsk se produjo a las 13:40 horas local (una hora menos en la Península).

Suso Sánchez, uno de los integrantes de la veintena de aficionados que arropará al Celta en el estadio del Metalist, nos comentaba la primera incidencia en el viaje. El autobús de los seguidores quedó atascad en una esquina, por lo que el grupo de celtistas tuvo que llegar andando al Hotel Chichikov.

La otra curiosidad del viaje de Vigo a Járkov reside en la amplitud térmica entre las dos urbes en esta época del año. El invierno no es el mismo en Galicia que en Ucrania. La expedición celeste ha pasado de los ocho grados de esta mañana en la ciudad olívica a los tres que marcaba el mercurio en el lugar donde el Celta intentará la gesta a partir de las 21:05 horas de este jueves. A pesar de rozar el cero, Suso relataba a FARO que no había sensación de frío.