Iago Aspas ha tenido que acostumbrarse a jugar sin Nolito y Orellana, sus dos mejores socios el curso pasado, en el que el moañés sumó 14 goles en LaLiga. Se adaptó pronto a la ausencia del gaditano y asumió la producción goleadora de ambos en la primera vuelta de esta temporada. Al menos le quedaban las asistencias del chileno. Con eso y con su excepcional estado de forma, el moañés se convirtió en el mejor goleador español de LaLiga.

Sin embargo, el conflicto de El Poeta con Berizzo dejó a Aspas sin su segundo socio, por lo que además asumía la responsabilidad de cubrir la vacante del chileno en la banda derecha del Celta. No le importó. Era lo que le había pedido Lopetegui para seguir contando con él en la selección.

Pero la producción goleadora de Aspas se resintió con el comienzo del nuevo año. El fútbol va por rachas y la de Iaga Aspas con el gol en LaLiga se rompió el pasado 8 de enero, tras abrir el marcador ante el Málaga en Balaídos. Cuatro partidos se pasó el moañés sin marcar. Ayer volvió a encontrar portería, gracias a un nuevo socio, Jozabed Sánchez. El andaluz le regaló una asistencia como las que habitualmente le servía Orellana: al hueco y cogiéndole en plena carrera hacia la portería para preparar su cuchara y superar al portero rival con una vaselina.

Toda esa bella acción surgió cuando Aspas irrumpió en el área de Osasuna como delantero centro. Porque ayer, Berizzo lo reservó en el banquillo, pensando en el partido del jueves en Ucrania. Le dio los últimos veinte minutos de juego. Ocupó el sitio de Rossi, como nueve. Ahí es donde Aspas ha conseguido los elogios que le catapultaron a la selección. Es verdad que es un delantero al que le gusta caer a las bandas, sobre todo a la derecha, pero su mayor producción goleadora ha llegado cuando se situó como ariete. Ya suma 38 goles en Primera con el Celta, superando a atacantes en la historia del club como Catanha o Juan Sánchez. Ayer encontró nuevo socio y sacó a relucir su famosa cuchara.