Del Shakhtar se podrán decir muchas cosas, pero si algo demostró en Balaídos son sus horas de vuelo y el poso de un equipo que, aunque está lleno de jugadores jóvenes, sabe manejarse en este tipo de situaciones. No es casual la experiencia que los ucranianos tienen en competiciones internacionales y les han convertido en un clásico en las rondas finales de las competiciones internacionales.

Se apreció esa experiencia en el segundo tiempo, cuando el Celta estaba en plena vorágine (muchas ganas, pocas ideas, casi ningún remate), el Shakhtar manejó con serenidad la situación, jugó con el tiempo e incluso se aplicó con dureza cuando era necesario hacerlo (y no fueron pocas ocasiones).

En el apartado de la experiencia ningún jugador lo puso tanto de manifiesto como el croata Darijo Srna -quien estuvo a punto de salir en el mercado invernal en dirección al Barcelona- y que se tragó a Bongonda y en parte a Pione, aunque el danés sí le comprometió algo más en los pocos minutos que estuvo en el terreno de juego

Srna es el futbolista que está jugando la Europa League esta temoporada que más partidos acumula en competición europea. Una cifra impresionante de más de ciento treinta partidos que ha disputado en las catorce temporadas que ha vivido en el Shakhtar. Es mucho más que un capitán para el equipo y lo demostró. Bongonda no se escapó de él ni una sola vez. Y además de mantener a salvo su banda, paseó su jerarquía por todo el campo. El símbolo de un equipo al que se le notan las horas de vuelo.