Talento y experiencia italiana al rescate de los equipos de Vigo. Tanto Carmela Anaclerio como Federica Farabegoli han llegado a El Olivo y al Xuvenil de Teis a través de dos benditas casualidades que han aportado una buena dosis de experiencia y calidad a sus respectivas plantillas desde su llegada.

Desencantada por su situación deportiva en Bari, Carmela Anaclerio (Bari, 1985) decidió dejar el fútbol en el mes de diciembre pasado. No sabía que el destino le deparaba un viaje a Vigo sin billete de regreso por ahora. "Fue una coincidencia, una suerte para nosotros", cuenta Toni Ferreiro, entrenador de El Olivo. "Nosotros paramos mucho en un restaurante italiano que hay aquí al lado del campo y una chica que trabaja allí nos comentó que tenía una amiga que estaba buscando equipo. Ahí empezó todo".

En enero llegó Anaclerio a Vigo dispuesta a emprender una nueva aventura deportiva. Le medio centro italiano había jugado casi toda su vida en el Bari, pero también había pasado por el Firenze (2009 a 2011), disputando tanto la Serie A como la B del "calcio". También ha jugado tres veranos en Seattle (Estados Unidos). Los problemas con el tránsfer le impidieron jugar el partido ante el Sporting de Gijón, en la que El Olivo cayó por 0-3, pero el domingo, ante el Femiastur, en el que era su segundo partido con el equipo vigués, ya dejó destellos de su calidad. Incluso llegó a marcar un gol pese a su vocación defensiva. "Se notó su aportación. Nos está aportando mucho y nos tiene que aportar más todavía. Le falta un punto físico que enseguida que lo coja nos va a dar mucha calidad, trabajo, garra", dice Pazó.

"Sobre todo en el campo lo que aporta es tranquilidad. En el vestuario, experiencia; anima a las compañeras, les inspira paciencia. Nos aporta ese punto que nos faltaba de veteranía", reconoce el entrenador.

Anaclerio se ha adaptado muy bien a su nueva vida. "Lo que más le costó fue el tema del idioma, pero va a la Escuela Oficial de Idiomas y ya se va soltando". Las nociones de inglés del técnico y la ayuda de Naty, que sabe algo de italiano, ayudan en su comunicación. Le encanta leer ("si hace bueno se coge el autobús y se va con un libro a Samil o a O Vao"), visita la ciudad con su amiga italiana o acompaña a sus compañeras a los entrenamientos con los más pequeños.

Pero antes de Anaclerio, ya había aterrizado en Vigo otro talento llegado de Italia. Otra casualidad del destino trajo a la ciudad olívica a Federica Farabegoli. "Vine hace dos años para estudiar, para acabar mi tesis doctoral en el Instituto de Investigaciones Marinas. Me quedé aquí tres meses y conocí a un chico que ahora es mi marido", dice Farabegoli, de 30 años. En su primera estancia, de tres meses, no encontró ningún equipo en el que jugar al voleibol, deporte que practicaba en Italia desde pequeña. La relación con su novio siguió a distancia (se casaron el pasado verano) y fue precisamente él el que descubrió al Xuvenil de Teis para ella. "En el gimnasio vio a una chica con la camiseta del Xuvenil y le preguntó. Entró luego en su página de Facebook y preguntó. Me dijeron que podía ir y hacer una prueba". En abril fue la toma de contacto. "Me gustó mucho, el grupo era muy joven pero tenía más o menos el nivel que tenía yo en Italia", explica. Así que esta temporada, ya afincada en Vigo tras su boda y con trabajo en Anfaco, formalizó su fichaje. Incluso retrasó su luna de miel para completar su adaptación a la plantilla. "Ha sido una coincidencia del destino. Para mí fue una gran suerte encontrar este grupo y estoy muy contenta". "Yo soy ya vieja y ellas unas niñas", bromea. "Pero es una mezcla bonita".