El hijo pródigo regresó ayer al campo de O Vao. Mateo Míguez tardó cuatro minutos en destapar el tarro de las esencias para hacer un gol de vaselina que servía para acabar con la igualada inicial ante el Somozas. No conforme con ello, el jugador del Coruxo tardó cinco minutos más en hacer el segundo y poner en bandeja la victoria del equipo vigués. Era, sin lugar a dudas, el regreso más esperado.

No fue un partido fácil. El Somozas no dio la imagen de un colista de la competición, y dispuso de varias ocasiones para adelantarse en el marcador. Oportunidades que fueron frustradas por un colosal Alberto Domínguez, que impidió la sorpresa.

El equipo vigués se encontró cómodo en los primeros minutos de juego. Tocaba y tocaba el balón y llegaba con relativa comodidad al área defendida por Molina. Andre Osterholm se convertía en una pesadilla para los ferrolanos, disponiendo de hasta tres claras ocasiones para marcar.

Poco a poco el partido se fue igualando. El Somozas se estiró y Pedrosa dio el primer aviso con un mano a mano ante Alberto Domínguez que desbarató el portero vigués. El encuentro entró en un momento en el que podía pasar de todo, ya que si el Coruxo mandaba en el centro del campo y tenía presencia en el área del Somozas, los ferrolanos no se quedaban atrás y conseguían crear peligro en el área viguesa.

La intensa lluvia que cayó en O Vao durante toda la tarde hizo que el campo no fuera capaz de evacuarla, con lo que cada vez se hacía más complicado mover el esférico y todo el mundo buscaba balones en largo.

El partido estaba para el que cometiera menos fallos, de ahí que al final de los primeros cuarenta y cinco minutos el marcador no se moviera.

En la segunda parte el Somozas dio un paso al frente. El Coruxo trataba de protegerse, pero la realidad era que los ferrolanos estaban apretando, llegando incluso a marcar, aunque el árbitro auxiliar indicó posición incorrecta de Pedrosa. El centro del campo del Coruxo acumulaba un excesivo desgaste, por lo que Rafa Sáez movió el banquillo revitalizando las bandas con la entrada de Mateo y Quique Cubas. Sin lugar a dudas fue el punto de inflexión del partido, pues cuatro minutos más tarde Mateo recibe un balón en la banda derecha y al ver al portero del Somozas adelantado se lo mete por arriba suavemente rompiendo la igualdad inicial. El equipo vigués había dado un paso al frente, y no dudó en buscar un segundo tanto que rompiera el partido, y no tardó en llegar. Otra vez fue Mateo quien aprovechó un balón en la banda derecha para conectar un potente disparo ante el que nada pudo hacer Molina.

Todo parecía visto para sentencia, pero para terminar con diez minutos histéricos el colegiado señala el punto de penalti por, en principio, unas posibles manos que muy pocos vieron. Arkaitz no falló desde los once metros y le dio emoción a la recta final del encuentro en O Vao.

El Somozas volvió a estirarse para buscar el empate, pero la defensa viguesas estuvo muy bien colocada, evitando sorpresas de última hora que diera al traste con tres puntos que pueden ser muy importantes.