El Unión Grove dejó de parecerse ayer al equipo que había conseguido ganar de manera consecutiva los cinco encuentros precedentes. Tan cierto es eso como que el desenlace del partido no pudo resultar más cruel para los de Nel Blanco, ante un rival que obtuvo quizá un excesivo premio a su ejercicio de perseverancia futbolística.

Se presentaba el duelo como una magnífica oportunidad para acercarse un poco más al primer vagón clasificatorio, pero la más perentoria necesidad de puntos de los de Salceda terminó por plasmarse también en una intensidad mayor a lo largo de los más de noventa minutos de juego.

Nunca terminaron de encontrarse a sí mismos los locales. Parecía como si cada acción siempre llegase un segundo más tarde. La espesura del juego, sin embargo, no les impidió abrir el marcador. Todo surgió a raíz de una acción individual por banda de Ramón que terminó en un perfecto servicio rematado por Dieguito.

Con el 1-0 comenzó una segunda mitad en la que la negrura del juego de los locales fue en aumento. Nunca se sintió cómodo el Unión Grove ante un rival que nunca se rindió. Su insistencia tuvo premio y un saque de banda mal defendido se convirtió en el origen del empate. Ese 1-1 reactivó un tanto al conjunto azul. Incluso fue capaz de merodear con más fe la portería visitante. Incluso Jacobo dispuso de un mano a mano que no supo definir. En esa fase en la que el dominio era materia local llegó el 2-1 por medio de Diego Blanco al aprovechar un balón suelto en el área.

Era ya el minuto 86, pero el momento culminante del partido todavía estaba por llegar. Y es que los grovenses se durmieron de manera incomprensible en ese tramo final. La amenaza del empate se convirtió en cruda realidad a la salida de un córner ya en el minuto 92, acción en la que Kevin conectó una perfecta volea ante la que nada pudo hacer Ruchi.

Ni siquiera con el empate se conformó un Caselas que olió la sangre de su rival para lanzarse con todos sus colmillos a su cuello. Una acción a balón parado mal ejecutada por parte del Unión Grove se convirtió en la señal de salida de un contragolpe visitantes que culminó Sánchez en el minuto 94 para dejar a toda la parroquia grovense con una cara de no entender absolutamente nada de lo que había sucedido en esos minutos finales del encuentro.