El fútbol le concede al Celta la segunda oportunidad consecutiva de meterse en la cuarta final de la Copa del Rey de su historia. Falló el año pasado en el intento frente al Sevilla, tras encajar una goleada en el Sánchez Pizjuán. Esta vez, el conjunto celeste se presenta hoy en Mendizorroza (21.00 horas, Gol TV) con una ligera ventaja sobre el Alavés después de obtener la semana pasada un marcador de 0-0 en Balaídos. Con ese resultado, todos los empates favorecerán a los célticos, salvo si continúa la sequía goleadora entre ambos. Con un solo gol, el Celta se asomaría de nuevo al sueño que no pudo alcanzar en 1948, 1994 y 2001.

El equipo de Eduardo Berizzo y la afición vuelven a ilusionarse con un trofeo muy deseado en Vigo. El técnico es uno de máximos responsables de que se agitase de nuevo el sueño de la Copa entre el celtismo, que esta noche tampoco dejará solo a su equipo, como ya es habitual: unos setecientos seguidores del equipo gallego se darán cita en Vitoria.

Después de vivir en apenas quince días dos duelos entre Celta y Alavés -correspondientes a LaLiga el primero y a la Copa el segundo-, el equilibrio de fuerzas marcará muy probablemente el compromiso de hoy. En los 180 minutos disputados entre los equipos que entrenan los argentinos Berizzo y Mauricio Pellegrino, solamente Nemanja Radoja ha sido capaz de marcar un gol, y lo consiguió cuando agonizaba el primero de los duelos.

El jugado la semana pasada acabó como empezó, después de que ambos equipos desperdiciaran ocasiones de gol, incluidos los dos remates que se estrellaron en los palos de la portería del Alavés. El fútbol trabado impidió que los célticos dominasen con comodidad y que los albiazules aprovechasen las acciones a la contra.

Con las tablas en el marcador en Vitoria, Pellegrino y Berizzo siguen apostando por el mismo plan que en el partido de ida, incluso por el mismo once, salvo sorpresas de última hora. En los detalles, según coinciden en señalar ambos técnicos, estará la resolución de una eliminatoria que decidirá el segundo finalista de la Copa del Rey de esta temporada.

Y en esos duelos tan comprimidos como el que se espera hoy suelen aparecer los futbolistas con talento, que con apenas un metro cuadrado de espacio improvisan una fiesta.

Por lo mostrado en los últimos tiempos y el jueves pasado en Balaídos, el céltico Iago Aspas es la gran esperanza celeste. El moañés se ha ganado ese favoritismo a pulso, con goles decisivos cuando más se necesitan. Así fue su bautismo como jugador del Celta, curiosamente frente al Alavés, en un partido a vida o muerte para ambos en Segunda División. Los dos goles que anotó un joven Aspas el 7 de junio de 2009 forman parte de la historia del club gallego. Y tras el retorno a casa, el moañés se ha convertido en el máximo goleador español de LaLiga, con 11 tantos, además de deslumbrar en su estreno con la selección española al anotar un golazo en Wembley.

Berizzo rodeará a Aspas del equipo de gala, con la única duda de si vuelve a apostar por Daniel Wass como interior derecho o sitúa al moañés por ese costado para dar entrada en el once a John Guidetti. El técnico del Celta no quiso despejar la duda ayer, prefirió guardarse la posibilidad de cambiar una pieza con respecto a los que fueron titulares la semana pasada.

El potencial del Alavés por el costado izquierdo, donde el joven lateral francés Theo Hernández despliega todo poderío físico y se convierte en peligroso atacante, recomienda que se le vigile de cerca y sin claudicar en el esfuerzo. Wass fue el encargado de frenar al lateral albiazul en el duelo de ida y lo será también hoy, con toda probabilidad.

Lo mismo ocurre con el lateral derecho del Alavés, Kiko Femenía, a quien el derroche físico de Bongonda le obliga a centrarse en labores defensivas, sin apenas mostrarse en ataque.

En el centro del campo, Marcelo Díaz es ahora la referencia como pivote. El internacional chileno pasa por un gran momento. En el año que cumple en Vigo, el futbolista suramericano ha recuperado su mejor estado físico. Y con él, el Celta gana en el control del juego y en marcar los tiempos del partido. A su lado se sitúan Nemanja Radoja y Pablo Hernández, con la misión también de sumarse al ataque.

En Radoja y en Hernández radica el factor sorpresa del Celta ante un Alavés que maneja a la perfección el trabajo de contención, sin dejar espacios y con gente muy disciplinada que apenas permite maniobrar al adversario.

Con Sergio Álvarez bajo palos, después de protagonizar una excelente actuación en el partido de ida, el cuarteto defensivo es el habitual en los partidos claves de los últimos meses, con Hugo Mallo y Jonny Castro como laterales, mientras que Cabral y Roncaglia forman la pareja de centrales.

Los cuatro zagueros tendrán que estar muy acertados en la salida del balón, ante la presión de los rivales, y veloces para cortar las contras de Deyverson, Camarasa, Ibai Gómez y Toquero.

Como en Balaídos, el Celta estará muy atento a no encajar goles, pues con uno que marque estará en la final de Copa, el sueño más anhelado del celtismo.