Mauricio Pellegrino se presentó ayer en Gijón con un once plagado de suplentes a pesar de que su club solicitase la suspensión del partido de Copa contra el Celta, previsto para el miércoles que viene en Vitoria. El equipo alavesista se consideraba perjudicado para el decisivo duelo copero debido a que su rival disfrutaría de más jornadas de descanso tras aplazar su compromiso ante el Real Madrid. A pesar de las importantes ausencias, el Alavés dominó a un Sporting que se muestra incapaz de frenar su descenso de categoría.

El equipo de Rubí no mejoró al de Abelardo y perdió ante un Alavés (2-4) que se adelantó en el marcador en los primeros minutos. Rubi, que se estrenaba en El Molinón como técnico sportinguista, sorprendió en la alineación inicial con la presencia del catarí Akram Afif en la banda derecha, un jugador que apenas había tenido minutos en la primera vuelta, y la más previsible de Mikel Vesga, el único titular de los tres refuerzos invernales.

Apenas habían transcurrido diez minutos cuando el Alavés, que sólo contaba con dos jugadores de los que empataron el jueves pasado ante el Celta, Pacheco y Feddal, se adelantaba en el marcador tras un tiro cruzado de Rubén Soriano. El gol que supuso el enésimo mazazo para el equipo local y sus aficionados.

La primera parte del Sporting fue para olvidar, porque finalizó sin haber disparado a puerta y con centros sin peligro y sin opciones de remate, lo que permitió al Alavés completar unos primeros 45 minutos sin ningún tipo de agobio.

Los locales crearon más peligro en los primeros cinco minutos de esta segunda parte que en toda la primera, pero no les sirvió para nada porque en la primera llegada del Alavés Meré cometió un innecesario penalti sobre Katai, que transformó Santos.

Un nuevo mazazo en los primeros minutos, por lo que el técnico rojiblanco decidió hacer un segundo cambio dando entrada al canterano Carlos Castro, reclamado insistentemente por la grada en casi todos los partidos.

Pero cualquier posibilidad de maquillar el resultado se fue al traste con un nuevo penalti, esta vez de Amorebieta a un recién incorporado Deyverson, al que dio un codazo en la cara cuando ambos pugnaban por el balón. El máximo castigo lo transformó Edgar.

Tras el 0-3, el Sporting lo intentó y logró su gol fruto de un centro que llegó a Traoré desmarcado en el centro del área que batió por bajo a Pacheco, pero en la jugada siguiente el Alavés marcó el cuarto en un remate de cabeza de Alexis.

En medio de un desbarajuste general, Carlos Castro volvió a reclamar mayor protagonismo marcando un gol en una jugada personal en su único disparo a puerta.