Hacía tiempo que no se veía en Balaídos una cola de aficionados semejante para adquirir entradas para un partido. Culpa de la fiebre que hay por el encuentro de vuelta del miércoles en Mendizorroza y en el que el Celta se jugará el pase a la cuarta final de Copa del Rey de su historia.

Las 670 entradas que el Alavés ha puesto a disposición del Celta en el sector que habitualmente ocupan los aficionados visitantes en el estadio vitoriano volaron en poco más de dos horas. Cuando las taquillas abrieron pasadas las diez de la mañana la cola de aficionados llegaba a la factoría de Citroën. Las entradas que salieron a la venta al precio de 30 euros estaban reservadas a abonados que solo podían llevarse su entrada y la de otro socio.

La noche fue larga en las taquillas de Balaídos porque a eso de las cuatro de la mañana comenzaron a llegar los primeros aficionados para colocarse en la cola de las taquillas. Armados con mantas y termos, desafiaron una noche desagradable para poder asegurar su presencia en el decisivo encuentro de dentro de cuatro días y en el que hay puestas tantas esperanzas. Los interesados en hacerse con una entrada para otro sector del campo aún pueden probar suerte en la página web del Alavés.

Además, los aficionados que se hicieron con una entrada tenían la ocasión de reservar los autobuses que el club pone gratis para esta cita. Casi todos ellos echaron mano de esa opción con lo que se espera que más de diez autocares partan el miércoles a las ocho de la mañana desde el estadio de Balaídos.