La selección española de balonmano logró la clasificación para los cuartos de final del Mundial de Francia, tras imponerse por un agónico 27-28 a Brasil, en un encuentro que los Hispanos tan solo pudieron decantar a su favor en lo segundos finales, gracias a una exclusión del equipo brasileño y a la templanza del guardameta de Cangas, Rodrigo Corrales, que se convirtió en revulsivo en cuatro paradas decisivas.

Superioridad numérica que España no desaprovechó para lograr un renta de dos goles (26-28), la máxima de la que gozaron los de Jordi Ribera, a menos de un minuto para la conclusión, que condenó a Brasil a quedarse, una vez más, a las puertas de los cuartos de final, como ya le ocurrió en los dos últimos Mundiales.

Alex Dujshebaev, que anotó cuatro de sus cinco tantos en el segundo tiempo, el último de ellos a poco menos de cincuenta segundos para el final del encuentro. Lanzamiento que desató la locura del equipo español, que se medirá el martes en cuartos de final al vencedor de duelo entre Croacia y Egipto.

Pese a las constantes advertencias del preparador español en la necesidad de controlar los potentes lanzamientos de Haniel Langaro, el conjunto español sufrió lo indecible para poder frenar al "cañonero" del Naturhouse La Rioja.

Un problema que se agravó con la presencia en el flanco derecho de la defensa española de Dujshebaev, un jugador que tanto en su club como en la selección no acostumbra a defender, dada su menor envergadura.

Aunque el mayor problema de España no estuvo ayer en defensa, sino en ataque, donde los de Jordi Ribera, atenazados por el buen arranque de partido de portero brasileño César Almeida, que atajó cinco balones en los primeros diez minutos, falló lanzamientos como nunca lo había hecho antes.

Fallos y más fallos que permitieron a Brasil lograr una más que inquietante ventaja de tres goles en el marcador (18-11) a los dieciocho minutos de juego. Se produjo entonces una sucesión constante de goles de la que, curiosamente, salió beneficiado el equipo español, que logró igualar la contienda (16-16) a menos de tres minutos para el descanso.

Pero España estaba destinada a sufrir y una nueva exclusión dejó en nada la reacción de los de Jordi Ribera, obligados a remontar en el segundo tiempo los dos goles de desventaja (18-16) con los que se marcharon al descanso.

Diferencia que la selección española logró enjugar (20-20) gracias la irrupción del cangués Rodrigo Corrales, que firmó cuatro paradas en los nueve primeros minutos de la reanudación.

Paradas que parecieron ajustar definitivamente es sistema defensivo del conjunto español, que comenzó no sólo a frenar los lanzamientos de Langaro, sino también las conexiones con el pivote Alexandro Pozzer, que había sido un martirio para los de Jordi Ribera.

Una mejoría defensiva que permitió a España entrar con ventaja (24-25) en los diez úlitmos minutos de partido, que podría haber sido incluso mayor por el buen hacer del portero Maik Santos, que con dos paradas a lanzamientos de penalti de Valero Rivera y Víctor Tomás propició que el duelo entrara con empate (26-26) en los últimos tres minutos. Tiempo que quedó condicionado por la exclusión del brasileño Guilherme Toledo y que permitió encontrar a España, por fin, el camino hacia cuartos.