Era uno de los duelos del partido. Y no defraudó. Iago Aspas y Sergio Ramos protagonizaron una de las batallas más bonitas del primer asalto de los cuartos de final de la Copa del Rey. El moañés resultó claramente vencedor ante un central experimentado y considerado por muchos como uno de los mejores del mundo. En su hoja de servicios, además de un excelente palmarés, está ser el capitán del Real Madrid y de la Selección.

Iago Aspas, sin embargo, representa el descaro y el atrevimiento de este Celta que dirige Eduardo Berizzo. Le provocó la cartulina amarilla en su primer cara a cara con el andaluz y cuando el cuadro celeste comenzaba a saborear el triunfo en el Santiago Bernabéu, el capitán blanco mostró sus malas artes. Escupió al delantero céltico, tal y como publicó este jueves el programa de Movistar, 'Minuto 0' y que muchos celtistas han denunciado en redes sociales. El salivazo es la otra derrota de un Real Madrid que siempre ha presumido de señorío, de saber estar tanto en la victoria como en la derrota. Ayer no fue así. Además del desprecio, Sergio Ramos "se acordó de la madre" del Genio de Moaña en un careo entre ambos que pudo costarle la segunda amarilla.

El canterano del Celta no le dio importancia al enfrentamiento. Aseguró al finalizar el partido que todo estaba arreglado. Aspas ha demostrado en más de una ocasión que no es rencoroso. "Fútbol es fútbol", como reza el tópico.. En esta provocación de Ramos demostró que ha madurado. No entró en el juego de un central andaluz desesperado y que no tuvo para su compañero de Selección el respeto que ha pedido para él tras los tristes insultos que sufrió en sus dos últimas visitas al Sánchez Pizjuán. El próximo miércoles, segundo y definitivo asalto. Esperemos que sin escupitajos.