Ahora empieza lo bueno. Tras el trámite de ayer ante Angola, España va a jugar contra dos selecciones tremendamente duras y dirigidas por dos grandes técnicos. Por un lado la Macedonia de Cervar, un equipo que trata de jugar siempre siete contra seis. Cuatro goles le metió Túñez y tres Eslovenia sin portero, pero él se mantiene fiel a la idea...es cabezón. Y por otro lado, Eslovenia, que fueron los que apartaron a la selección de los Juegos Olímpicos (aunque luego tuvimos otra opción contra Suecia). Al frente del equipo está Vujovic, uno de los mejores jugadopres de la historia, jugando en aquella invencible Metaloplastika. Finalizó su carrera como jugador en España y aquí empezó a dar sus primeros pasos como entrenador.

Ayer España se enfrentó por primera vez en partido oficial a Angola. La zona central se mantuvo inamovible con Morros y Guardiola aunque debutó Costoya en el lateral izquierdo. Ocho minutos y España marca ocho goles en contragolpe, bien en primera o segunda oleada. Tiempo muerto de Angola. Roja directa a su portero tras haber sustituido al titular. Mala suerte aunque la tarjeta fuese justa. Con 12-4 España modifica la defensa para trabajar 5-1 con Angel Fernández en avanzado y Sarmiento en el exterior. Nueve pérdidas de balón de Angola en 15 minutos que decantan el partido claramente. España presenta una curiosa novedad: Dujshebaev defiende en el avanzado. Es una manera de motivarlo pero creo que no va a ser una solución. El 21-10 en el descanso es rotundo. Jordi Ribera se preocupa de corregir a Dujshebaev en defensa y pasa el partido deseando que termine el partido para que no haya lesiones. Defendiendo en el avanzado está perdido y en partidos como éste también sacas conclusiones de lo que no se debe hacer. Aún es joven y aprenderá seguro aunque la última opción del partido con 42-22 y faltando cuatro segundos no se debe hacer un "fly". Otra de esas cosas que se deben aprender.

El partido de todos modos nos dejó otra circunstancia relevante que sufrió Angola. Lamentable y vergonzoso que se lesione el portero y, debido a la entrada de las asistencias, su equipo se quede tres ataques sin su concurso y con un jugador de campo en la portería porque el otro meta había sido expulsado. Esa medida se puede entender con un jugador de campo, pero nunca con el portero. Esperpéntico que un Mundial tenga que estar en la portería otro jugador con un peto. Dicen los responsables de este deporte que antes era penoso que se tuviera que jugar en estos casos con el peto. Es cierto, pero entonces también resulta vergonzoso que en la División de Honor Plata Femenina o en la Primera Nacional se tenga que jugar con peto plastificado del mismo color que la camiseta del portero y aún se tenga que hacer el cambio con el jugador que tiene el peto. Inventan películas que no tendrán más remedio que modificarlas. Pero la escena de ayer, con un montón de gente alrededor de la mesa en busca de una solución, resultó grotesca, impropia de un Mundial de balonmano.