El Coruxo vuelve a sonreír después de dos meses de sequía, en los que el equipo solamente sumó dos de los dieciocho puntos disputados. Una victoria, como no podía ser de otra forma, sufrida pero que permite recuperar el aliento y ver el futuro con más optimismo.

No fue un partido bueno. Hubo pocas ocasiones de gol, mucho centrocampismo y polémica. Rafa Sáez es de los que dicen que no hay penaltis más o menos claros, y que son o no lo son. Pero ayer el colegiado del encuentro se equivocó claramente en dos ocasiones, sembrando las dudas en la pena máxima que supuso el tanto de la victoria.

El partido tuvo dos partes muy diferenciadas. De inicio, el Osasuna B llevó el peso del encuentro, adelantando a sus laterales y presionando la línea de creación del Coruxo. En el primer minuto de juego, Alberto Domínguez se tuvo que emplear a fondo para desviar a córner un balón que provenía de un saque de esquina.

El Coruxo no estaba cómodo sobre el terreno de juego. El conjunto entrenado por Rafa Sáez no conseguía tener el balón, y cuando eso pasa el equipo no está bien y llegan las dudas. También es cierto que la presión y el dominio que tenía el cuadro pamplonica no tenía recompensa ante la portería viguesa, que vivió un primer periodo de relativa tranquilidad.

Las cosas marchaban bien porque el equipo estaba seguro en defensa, pero un despiste se podía pagar muy caro. Mediado el cuarto, el conjunto local comenzó a respirar. Osasuna Promesas ya no presionaba con tanta intensidad y los vigueses comenzaron a tener presencia en el área rival, aunque con muy poco acierto.

El paso por el vestuario le valió al Coruxo para aclarar las ideas. Sáez le ordenó a sus pupilos dar un paso al frente tratando de recuperar el centro del campo. Pero el primer susto lo dio el Osasuna B, al plantarse Nuha, en el primer minuto de la reanudación, delante de Alberto Domínguez. El cancerbero vigués salió con mucho acierto, consiguiendo que el delantero estrellara el balón en su cuerpo. El Coruxo comenzó a tener más presencia en el área, pero los disparos siempre se estrellaban en una poblada defensa, que no tenía demasiados problemas en despejar el peligro.

El entrenador vigués no tardó mucho en mover el banquillo. En un cambio doble refrescó una banda y metió a Quique Cubas en punta de ataque. Fueron dos cambios que llegaron en el momento oportuno, sobre todo el de Cubas, que se convirtió en una pesadilla para la defensa pamplonica y fue el protagonista del partido. El delantero participó en las tres jugadas claves del encuentro.

En la primera, minuto 73, consigue llevarse en balón en el área, y cuando se dispone a disparar es derribado, sin que el colegiado se inmutara. Dos minutos más tarde, de nuevo se cuela en el área y cuando se dispone a disparar lo empujan desestablizándolo y perdiendo la posesión, sin que una vez más el colegiado del encuentro señalara el punto de penalti.

Como no hay dos sin tres, a diez minutos para el final, Quique recibe el balón en la banda derecha, y cuando se mete en el área dos defensores del Osasuna B lo traban, señalando el colegiado, a la tercera, el punto de penalti. Alberto García asumió la responsabilidad, logrando el tanto que al final sería el de la victoria.

En los minutos finales, el cuadro pamplonica se estiró buscando el tanto de la igualada. Los jugadores del Coruxo sabían lo importante de no tener fisuras y todos los jugadores ayudaron en tareas defensivas para evitar el tanto. Cierto es que el Osasuna B tiene un problema de cara al gol, y de eso se aprovechó el equipo vigués para cerrar la tan ansiada victoria.