Era difícil el compromiso de los vigueses ya que se enfrentaban al líder de la clasificación. El descanso navideño, por lo que se vio ayer, no les ha sentado bien a los olívicos. Los locales llegaban a este encuentro mucho mas rodados ya que habían disputado la Copa Príncipe los días 7 y 8 de este mes de enero en su cancha. Jugaron dos encuentros de mucho nivel, la final la perdieron ante Tarragona, pero llegan más desentumecidos al comienzo de año en la Superliga 2. Todo ello junto con la cantidad de fallos de los vigueses fue lo que hizo que el resultado fuese favorable a los de Ferrolterra. También volvió a notarse la juventud viguesa ya que fueron capaces de lo mejor y también de lo peor en un encuentro que les podía servir para acercarse a los puestos de cabeza.

El encuentro comenzó con mucha igualdad en el marcador, siempre por delante los vigueses pero nunca más de uno o dos puntos. Esto era una demostración de que los visitantes no estaban relajados y habían entrado muy pronto en el encuentro, en contra de su costumbre. La igualdad se mantuvo hasta que los locales consiguieron una pequeña ventaja de un punto 11-10. Esta diferencia se mantuvo hasta los momentos finales del set, que fue cuando los locales se marcharon de tres puntos (18-15). Esto les dio la suficiente tranquilidad para finalizar el set sin cometer fallos.

El segundo set comenzó totalmente distinto, los locales comenzaron muy fuertes y se marcharon en el marcador de hasta cuatro puntos (4-0). Esa diferencia se fue hasta siete puntos con una ventaja demasiado fácil para los locales de 8-1. Los vigueses se sobrepusieron pero la diferencia ya era muy grande como para recortarla toda y poner en aprietos a los locales. Con todo los visitantes hicieron un gran esfuerzo ya que el set finalizó mas apretado que el anterior, en donde siempre fueron muy igualados.

El tercer set comenzó igualado pero siempre los locales por delante en el marcador aunque las diferencias fuesen de uno o dos puntos nada más. Cuando los guarismos indicaba un 11-10 fue cuando aparecieron los nervios y como consecuencia los errores en las filas viguesas. Esto hizo que se marcharan en el marcador los anfitriones de hasta cinco puntos (17-12), lo que ya volvía a ser una diferencia casi insalvable para los visitantes. Esta diferencia se recortó por la lucha y el afán de hacerlo bien de los visitantes, que se acercaron tres puntos (18-15), pero fue un espejismo ya que los locales fueron capaces de vencer en el set y como consecuencia en el partido.