Vigo clausura un año baldío para su deporte de élite y se encamina hacia otro igualmente estéril en perspectiva. La ciudad, en la primera década del siglo, llegó a tener una decena de representantes en la máxima categoría de los modalidades deportivas más populares. Hoy, tras las luces del Real Club Celta, apenas resiste el Amfiv. Entidades de historia muy diversa, unas de larga implantación y otras de frenético ciclo vital; también muy diferentes en la lectura de su declive. "Pero algo común debe suceder. No puede ser que todos seamos malos dirigentes", suele lamentar el presidente del Vigo Rugby, Ramón González-Babé.

Solo el fútbol masculino puede presumir de buena salud. El Celta, más allá de su posible venta o la guerra institucional con el Concello, está consolidado deportiva y económicamente. Su filial (3º) compite por ascender a Segunda. El Coruxo (9º) resiste en Segunda B desde 2010. El Rápido de Bouzas lidera el grupo gallego de Tercera. Aún así, los dirigentes verdes y aurinegros denuncian las penurias financieras que padecen para sostenerse en la lucha.

El fútbol femenino ha ampliado su diversidad. Sárdoma (7º) y Atlántida (6º) se mueven con solvencia en el grupo I de Segunda. Pero se ha perdido el empuje del Olivo (10º), el equipo gallego de referencia en época moderna. Cierto que su experiencia en Primera División, en la temporada 2011-2012, resultó breve. Pero nadie discutía ese dominio en Segunda que le permitía disputar la fase de ascenso casi cada temporada. Mouriño se niega a crear una sección femenina mientras carezca de la ciudad deportiva que le permita dotarla del estándar de calidad que ha fijado. El Deportivo acordó asimilar al Orzán y ahora gobierna en Galicia. Mientras, abundan las "olivas" en Primera (Lombi, Sara Tui, Buceta) o el extranjero, como el quinteto del Sporting de Braga que lidera la liga portuguesa.

El fútbol conforma un universo aparte, incluso en su abánico de profesionales a amateurs, hombres y mujeres. Dispone como mínimo de su atractivo de deporte omnipresente a la hora de captar nuevos practicantes. "La ciudad necesita un referente arriba", sostiene el presidente del Club Vigo Voleibol, Guillermo Touza. "El mundo del fútbol lo tiene resuelto con el Celta, el baloncesto adaptado lo tiene con el Amfiv. Pero el balonmano, el voleibol, el baloncesto femenino o el rugby no lo tenemos resuelto".

Touza menciona al Amfiv, que obedece a reglas propias. Su condición de deporte adaptado confiere características únicas al trabajo de cantera. A nivel de élite, la existencia de un núcleo estable de jugadores de la casa de gran calidad le permite competir en la zona media alta de División de Honor con un presupuesto más bajo que otros rivales. El presidente, José Antonio Beiro, siempre reconoce: "Sin Lorenzo, Berni y los demás no podríamos estar ahí". El Amfiv también exhibe su gestión. De Pablo Beiro se ha heredado la anticipación en las cuentas. Cada presupuesto se edifica sobre las subvenciones de la anterior campaña. Eso permite sobrevivir a los retrasos y reducciones sorpresivas de las ayudas públicas. También a la ausencia de un patrocinador principal para el primer equipo, que sí tiene (MasVisión) para su filial.

La siega de los patrocinios privados cuando se desató la crisis es una de las principales causas del desplome del deporte de élite en Vigo. Gran parte de los clubes tenían como sponsors a empresas vinculadas a la construcción, el sector que más ha sufrido la recesión. Touza explica: "Hace cuatro o cinco años todos teníamos un patrocinador que era el apoyo más fuerte. Y las instituciones nos daban más que ahora. Hacíamos de tripas corazón e íbamos tirando para arriba. Ahora mismo eso lo tenemos muy complicado".

En la época de bonanza, hubo proyectos efímeros, de base ficticia como el Cometal Celta, en esencia el Barcel Euro Puebla transplantado de Lugo a Vigo. Su única campaña en División de Honor (2006-2007) dejó los impagos como legado. Diferente fue el Gestibérica, creado por personajes con peso en la ciudad, dispuestos a terminar con la histórica maldición del baloncesto masculino vigués. Pelearon de 2006 a 2009. La LEB Plata fue su techo. Su recuerdo aún causa dolor a quienes lo integraron. VGO y Seis do Nadal intentan ahora germinar en EBA. Y aunque como club tenía gran tradición, la presencia del Vigo Stick en la División de Honor del hockey masculino (2004/05 y 2006/07) y femenino (desde 2010) resultó una experiencia forzada.

Pero hay otros casos muy sintomáticos, que retratan la gravedad de la enfermedad que aqueja al deporte olívico. El Celta Femenino, uno de los clubes más importantes del baloncesto femenino español, tuvo que renunciar a la Liga Femenina en 2012. Tras varios años sufriendo la permanencia, las de Cantero han concluido la primera vuelta en la séptima posición. El sueño de disputar la fase de ascenso está aún lejano. El Vigo Rugby, primer equipo gallego que militó en la máxima categoría, entre 2010 y 2014, está hoy por debajo de CRAT coruñés y Campus Ourense en su grupo de División de Honor B. El voleibol ha mejorado sus resultados. El Xuvenil Teis, que perdió todos los partidos de Superliga Femenina 2, ya ha ganado cuatro este curso. El Vigo, que bajó de Superliga Masculina en 2014, ocupa la cuarta plaza en la 2. Sin embargo, necesitaría una segunda vuelta milagrosa para lograr alguno de los dos billetes a la liguilla de ascenso. Aunque el atletismo es un deporte individual en esencia, las dos sociedades célticas se vuelcan con orgullo en la Liga Nacional de Clubes. Los hombres aún estuvieron en División de Honor en 2015. Pero sin dietas o becas que permitan algún refuerzo, hasta es difícil retener a las figuras propias.

Rugby, baloncesto femenino, voleibol y atletismo son ejemplos de proyectos basados en la cantera, de horizonte amplio y sostenible, que solo necesitarían un ligero impulso para poder competir por el ascenso. "Yo estoy convencido ahora mismo que con los jugadores que tenemos, les ponemos dos o tres buenos fichajes y el equipo mejora muchísimo", analiza Touza. "Los entrenamientos son distintos, la competición es distinta, los jóvenes se animan...".

El balonmano representa la situación más extrema en la comparación del potencial vigués con su situación en la élite. El Octavio fracasó en su intentó de reconversión, bajó a Primera Nacional por primera vez en tres décadas y hoy navega por sus profundidades. No existe ningún candidato serio al ascenso en la ciudad; tan solo Chapela y Porriño, en su área metropolitana, se permiten aspirar a ello. El líder de la categoría es el Calvo Xiria, de Carballo. Teucro y Cisne disputan sus derbis pontevedreses en las alturas de Honor Plata. El Frigoríficos no se rinde en Asobal.

Pecados propios, deficiente apoyo privado, reducción en las ayudas públicas o la ausencia de una orientación política coherente... El diagnóstico es variado. También el nivel de preocupación al respecto. El Concello asegura que su prioridad es el deporte de base. José Cerillo considera que no son cuestiones estancas: "El deporte de élite es imprescindible. Los niños necesitan unos referentes, vislumbrar que existe un camino en su ciudad. Si no, cuando llega al adolescencia, abandonan". Se empobrece, además, la agenda de la ciudad. El recién dimitido presidente del Seis do Nadal, Antón Piñeiro, concluye con una fotografía concreta: "Los pabellones está vacíos. Es una pena".