Noruega ratificó su condición de reina indiscutible del balonmano continental, tras alzarse ayer domingo con su séptimo título de campeón de Europa, el sexto desde el año 2004, al imponerse por 29-30 a Holanda en la final del Europeo de Suecia.

Una derrota que Holanda, que llegó a ganar hasta por tres goles (9-6) en la primera parte, tuvo la posibilidad de evitar en una última jugada, en la que los nervios impidieron ni tan siquiera lanzar a portería a las neerlandesas.

Con cuatro segundos por disputar y posesión de balón, la pivote holandesa Danick Snelder, que hasta entonces estaba cuajando un espectacular partido, envió un saque de golpe franco directamente a los pies de su compañera Nycke Groot, acabando con cualquier posibilidad de lograr el empate.

Una igualada, que se antojaba una utopía, tras el parcial de 2-7 que Noruega endosó a las holandesas mediado el segundo parcial.