El Atlético de Madrid encara una prueba de vitalidad en el Vicente Calderón contra Las Palmas y la crisis de resultados, de nuevo dentro de ese partido a partido clásico para recuperar el terreno perdido respecto al liderato de la Liga, a doce puntos, y la tercera plaza, a cinco.

A esa distancia se ha alejado en las últimas siete jornadas, en las que ha pasado de la cima de la clasificación al sexto puesto mientras acumulaba derrotas, cuatro, y decepciones, con sólo dos triunfos en esa serie de encuentros del campeonato y como un equipo indefinido e irreconocible, fuera del nivel que siempre acostumbra.

Por errores individuales, por ser más vulnerable en su defensa, pero también por no tener tanta pegada como hace apenas un mes y medio -no ha marcado en cinco de sus últimos siete choques de Liga- y por una falta de continuidad en su juego con el balón se le han ido 14 puntos en siete partidos y casi, quizá, las opciones de Liga.

Va a remolque de su meta prioritaria cada año: las tres primeras plazas que ha ocupado al final de cada una de las últimas cuatro campañas y en las que ya estaba estabilizado a estas alturas en los cuatro cursos más recientes en contraste con la actualidad, mermado por su peor inicio de la era Simeone: 25 puntos en 15 jornadas.

"Tenemos que mejorar muchísimo", admiten en el equipo rojiblanco, doblegado el pasado lunes en Villarreal por 3-0, el marcador que ha desatado una crisis que se intuía por su dinámica del último mes. El Atlético empeora sus números en puntos, puesto, victorias, empates, derrotas y goles en contra de las cuatro temporadas precedentes.

Hoy recibe a Las Palmas, un rival exigente por su fútbol y por su valentía con la pelota. Quizá uno de los peores adversarios para reaccionar, mas allá de sus estadísticas: es décimo, con 21 puntos, cuatro menos que el Atlético, y no gana fuera de casa en la Liga desde la primera jornada, cuando se impuso por 2-4 al Valencia.