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Un mundo para dos

Un mundo para dos

Sería tan inútil intentar convencer a un seguidor del Real Madrid de los méritos de Leo Messi para ganar el "Balón de oro" como invitar a uno del Barcelona a admitir los de Cristiano Ronaldo. Y en el fondo da absolutamente igual porque tanto monta. Desde 2007, cuando el brasileño Kaká se hacía con el galardón por sus méritos en el Milan -méritos que luego sólo mostró con cuentagotas durante su paso por el Bernabéu- el argentino (cinco) y el portugués (cuatro) se han ido repartiendo los trofeos, algo que habla bien a las claras de su supremacía en la cúpula del fútbol planetario... y un mucho también de la miopía de los electores, siempre dispuestos a dejarse embelesar por la relación del jugador con el gol y menos dispuestos a premiar el trabajo realizado en las calderas futbolísticas.

Afortunadamente para el fútbol Cristiano Ronaldo y Leo Messi son tan superiores como diferentes entre sí. El portugués, atleta puro, es ciento por ciento ambición, remate, potencia. El argentino, mago con la pelota, es pase, regate; también remate. No puede dudarse de sus méritos pero que durante nueve años consecutivos hayan conseguido el máximo galardón individual que se otorga a un jugador de equipo -lo que no deja de ser una inmensa contradicción- habla muy poco en favor de un fútbol incapaz de ilusionar con nuevos genios. Pogba puede haber establecido el récord de millones con su traspaso al United de Mourinho, pero al francés le quedan muchos escalones que subir para situarse en el podio de los mejores jugadores.

Messi no ha faltado ningún año desde aquel 2007 en el que fue bronce entre el trío de mejores jugadores y Cristiano sólo lo hizo en 2010, cuando el Barça firmaba un "hat trick" muy especial e irrepetible con el propio Leo, Xavi e Iniesta. Y si los méritos de Cristiano y Messi son innegables e innegociables, la ausencia precisamente de jugadores como Xavi o Iniesta en lo más alto es lo único que puede cuestionar el sistema o la elección de estos galardones. Y es que uno no puede dejar de sentir vergüenza ajena al recordar que jugadores como el liberiano Weah, el alemán Sammer, el ruso Belánov, el inglés Owen o el italiano Cannavaro tienen en su palmarés un "Balón de oro" y que jugadores como Xavi, Iniesta o los italianos Pirlo y Baressi -jugadores todos que hicieron del fútbol un arte más allá de un deporte- hubieran de conformarse con segundos platos.

Cristiano Ronaldo ya recibió el "Balón de oro" aunque fuera en diferido y dentro de unos días la FIFA otorgará al portugués su particular "The Best"; que no deja de ser el mismo premio que los últimos años entregaba junto a "France Football" y que ahora duplican tras su divorcio. Y nadie podrá discutir de nuevo los méritos del portugués -sus goles, su Liga de Campeones y la Supercopa de Europa con el Madrid y la Eurocopa aunque fuera desde la banda con Portugal- como nadie podrá convencer a un barcelonista de la injusticia de no entregárselo a Messi. Pero en todo caso, que los méritos presentes no nos lleven a ignorar la historia. Zidane acaba de decir que Cristiano es "el mejor jugador de la historia del Madrid". Y no. Cristiano "solo" es el mejor jugador del Madrid del siglo XXI, pero Di Stéfano hizo del Madrid el mejor equipo del siglo XX.

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