El Val Miñor recibió ayer una dolorosa lección en el campo de Tanos en Santa Ana. Los jugadores entrenados por Álex Villar aprendieron que a pesar de dominar el marcador y el juego, no pueden bajar los brazos, ya que al final pasa lo que pasó ayer, que pierde.

Los de Nigrán comenzaron jugando con el viento a favor, lo que les sirvió para adelantarse en el marcador con dos goles. Tenían todo a su favor, con un equipo hundido que llegaba al partido con varias bajas y que en los primeros minutos tuvieron todo en contra.

Pero los jugadores del Val Miñor se relajaron, y los de Tanos comenzaron a tener el balón y a acercarse al área defendida por Pedro, y a un minuto para llegar al final de la primera parte consiguieron recortar la diferencia.

Fue un tanto que les dió alas para la segunda parte, en la que estuvieron mucho más metidos que los del Val Miñor. A media hora para el final del partido, el Tropezón lograba empatar el encuentro, teniendo el viento a favor. La presión fue insistente y agobiante, y al filo del pitido final, Cristopher lograba lo imposible, marcar el tanto de la victoria.