Nos hemos acostumbrado a esperar lo mejor del Celta Zorka según avanza la temporada. La frase más repetida por Cristina Cantero es la de "paso a paso", y es cierto, el equipo avanza así. La victoria de ayer es importante. Primero porque es ante un rival directo. Segundo porque llegó de forma contundente, y tercero porque es la segunda consecutiva, y eso es algo que hasta ahora no se estilaba.

Pero no todo fue coser y cantar, tal y como pueda reflejar el marcador final. En los primeros diez minutos de juego, el Celta Zorka lo pasó mal ante el Cortegada. Al equipo le costó entrar en el partido, y tras los primeros cinco minutos de juego habían encajado un parcial de 7-16, lo que encendieron las alarmas, obligando a Cristina Cantero a solicitar un tiempo muerto.

El equipo vigués tenía un problema serio pues no era capaz de frenar a Vandell Andrade, que era una auténtica pesadilla para las viguesas, y que al final de los primeros veinte minutos de juego había anotado catorce de los treinta y seis puntos de su equipo.

El tiempo muerto sirvió, por lo menos, para cortar la sangría, y aunque la desventaja no se logró reducir, por lo menos las arousanas no se habían distanciado más en el marcador. El Kemegal se movía en los nueve puntos de ventaja, y en cierto modo se encontraba cómodo ante un Celta Zorka al que le costaba reaccionar y no era capaz de encontrar su juego fluido.

El segundo cuarto comenzó con el mismo guión, pero las cosas no tardaron demasiado tiempo en cambiar. El Celta Zorka dio un paso adelante en defensa, ajustó las marcas y estuvo más encima de las líneas de pase, lo que le permitió robar numerosos balones y hacer lo que más le gusta al equipo, correr.

A los cinco minutos, el Celta Zorka ya había reducido la desventaja hasta los seis puntos y, lo más importante, le había cogido el ritmo al partido. Las arousanas estaban descolocadas, y de nada sirvió el tiempo muerto solicitado por Rubén Domínguez, su entrenador, porque al final del segundo cuarto, el Celta Zorka había hecho lo más complicado, que no era más que recortar la desventaja y empatar el partido.

Tras el paso por el vestuario el partido cambió radicalmente. El Celta Zorka continuaba en línea ascendente, mantenía la presión en defensa y se volvieron a generar múltiples recuperaciones que permitían salir a la contra. A los cinco minutos, el Celta Zorka ya estaba por delante en el marcador. Conseguía secar al Kemegal en ataque, hasta tal punto que las arousanas solamente fueron capaces de anotar dos puntos en el cuarto, minuto tres, y hasta el minuto dos del último no volvieron a anotar. Fueron nueve minutos de apagón total, provocado por un Celta Zorka que parecía un ciclón, con buenos porcentajes de tiro y buenas transiciones., a pesar de continuar con un problema en el rebote.

También es cierto que en esos momentos claves del partido, apareció una Ylenia Manzanares que en esta ocasión asumió galones en la dirección, no como en otras ocasiones en las que era ella la que veía la canasta rival. En esta ocasión hizo grandes a sus compañeras.

Y mientras tanto, el Kemegal sin ser capaz de reaccionar. La frustración de Rubén Domínguez fue tal, que sentó a Amy Sill, y puso en cancha a la junior Antía Varela.

El Celta Zorka inició el último cuarto con dieciocho puntos de ventaja en el marcador, 56-38. Lejos de acomodarse, las viguesas mantuvieron el mismo nivel sin levantar el pie del acelerador, conscientes de la importante que puede tener al final de temporada la diferencia de puntos, que al final fue de veintidós.