El Celta ha encarrilado la primera eliminatoria de la Copa del Rey con un triunfo por la mínima en Murcia ante un rival recién llegado a Segunda División A, el UCAM, que puso en más apuros de los esperados al equipo de Berizzo. Un gol al filo del descanso de Sergi Gómez, el primero que anota el catalán con la camiseta celeste, dio el triunfo a un conjunto vigués que presentó muchas novedades en el once y que realizó una floja actuación. Ahora, al Celta le espera el partido de vuelta -el 22 de diciembre- para confirmar su pase a los octavos de final de un torneo que genera gran ilusión entre el celtismo tras quedarse a un paso de la final el curso pasado.

Parece complicado que los de Berizzo puedan repetir una trayectoria tan brillante como la anterior en la Copa tras lo visto ayer en el viejo estadio de La Condomina, donde el Celta libró grandes batallas con el Murcia. Con el histórico club en el ocaso, el UCAM intenta ocupar su espacio con la ayuda económica de la universidad católica de la ciudad. El proyecto está en pleno desarrollo y le cuesta sacar la cabeza de las últimas posiciones de la clasificación en la categoría de plata, en la que debuta. La Copa le ha permitido enfrentarse por primera vez a un equipo de élite, que además disputa competición europea.

La ilusión con la que el conjunto murciano afronta esta eliminatoria reduce las distancias técnicas de sus jugadores con un rival que ayer aprovechó la ocasión para dar descanso a Aspas, Radoja y Fontás. Berizzo confiaba en que con el resto de la plantilla podría sacar adelante el partido sin problemas e incluso dejar resulta la eliminatoria si acertaba con el once. Pero a los que apenas han jugado en lo que va de temporada les cuesta coger el ritmo de competición o esos 200 kilómetros de velocidad que Berizzo otorga a su once habitual.

El técnico argentino montó una defensa con cuatro centrales, con Costas y Roncaglia en los laterales y Cabral con Sergi Gómez en el centro. Fue la línea que sostuvo al equipo, que se sintió incómodo con la presión del rival y no encontró la mecánica del juego combinativo que caracteriza al Celta de los últimos años. Marcelo, Pablo Hernández y el joven Pape Cheikh no dieron con la tecla que pusiese en marcha al equipo.

Así, las primeras llegadas de los célticos al área rival fueron a través de balones largos que no encontraron receptor, mientras Guidetti se desesperaba por la falta de entendimiento con Señé y con Naranjo, que tampoco dominaban en sus bandas.

Berizzo temía las acciones a balón parado del rival y fue a través de una falta donde su equipo encontró el premio deseado. Un lanzamiento de Pablo Hernández, tras una combinación entre Señé y Naranjo, fue la primera acción de peligro de los célticos. La segunda llegó en una jugada de estrategia. Roncaglia enganchó el balón y su remate se estrelló en el palo de la portería de Biel Ribas. El rebote en el área pequeña le llegó a Sergi Gómez, que tocó la pelota para superar al guardameta del conjunto murciano.

A falta de cuatro minutos para el descanso, el Celta encontraba el gol y se adelantaba en el marcador sin haber mostrado la superioridad que se le esperaba ante un rival de una menor categoría. El UCAM Murcia suplía su desventaja técnica con una intensidad de la que carecía el equipo de Berizzo como colectivo.

Además del tanto que encarrilaba la eliminatoria, el Celta había cerrados todas las vías de penetración a un adversario que buscó la portería de Sergio Álvarez con lanzamientos de falta y saques de esquina. Ahí se distinguió su capitán, Góngora, con un buen disparo, aunque fue su compañero Guichón quien tuvo la mejor ocasión. El disparo del jugador del conjunto murciano lo despejó el guardameta gallego a córner.

Hubo pocas acciones de peligro en una primera mitad de partido que el Celta impuso su superioridad con una acción de fortuna y con la intensidad mostrada por sus defensas. Del cuarteto de zagueros, Roncaglia había sido el más destacado, porque a su excelente trabajo de contención sumó un generoso despliegue físico para sumarse al ataque y buscar superioridades que su equipo no supo aprovechar.

En el descanso, Berizzo decidió dejar en el vestuario a Marcelo Díaz. El chileno no encontró el punto para mezclar con el resto de compañeros. Daniel Wass entró en el campo para cambiar la dinámica del centro del campo, donde Hernández tampoco lució como en su arranque de temporada. El chileno ha perdido frescura física, como si le estuviese pasando factura tanto compromiso con el Celta y con su selección.

Con el danés en el campo, la desconexión con el ataque tampoco se arregló. Naranjo, presionado por las exigencias de su entrenador, se fue perdiendo en guerras con los rivales, que buscaban el gol del empate con los lanzamientos de Góngora.

Rossi entró por Guidetti y el italiano enganchó un remate de cabeza en un lanzamiento de falta de Wass, pero el árbitro anuló el gol por fuera de juego. Berizzo, que había celebrado el tanto, tuvo que seguir muy pendiente de un partido que su equipo era incapaz de cerrar y que estuvo a punto de complicarlo en los minutos finales. Góngora lanzó un córner cerrado y el balón se estrelló en el palo, mientras Sergio Álvarez corría para evitar un gol olímpico.

La incertidumbre volvió a apoderarse una vez más de los célticos, que en el descuento regalaron un saque de esquina al UCAM Murcia. Como le ocurre demasiado a menudo, el equipo de Berizzo busca problemas innecesarios. Ayer no se repitió la historia de otras jornadas porque el rival mostró mucha ilusión por vencer a un Primera División pero poca calidad técnica. Al Celta le fue suficiente con el gol de Sergi Gómez para encarrilar una eliminatoria que se decidirá en Balaídos.