El Hércules, equipo que milita en Segunda División B, y el Barcelona, segundo en Primera, disputan hoy una ida de dieciseisavos de final de la Copa del Rey en medio del delicado momento que ambos clubes viven en sus respectivas competiciones ligueras.

El conjunto alicantino, consciente de que sus opciones de dar la sorpresa y alcanzar la siguiente ronda son mínimas desde que ambos equipos quedaron emparejados en el sorteo de mediados de octubre, tiene su mente puesta en el próximo encuentro de Liga, por lo que se toma el envite con el Barcelona con el objetivo de hacer un buen papel y reforzar su confianza.

Los últimos traspiés de la entidad alicantina, con dos derrotas consecutivas, le han sacado de los puestos de promoción de ascenso a Segunda División, su único objetivo de la temporada, y le han alejado a diez puntos del liderato del Grupo III, que ocupa precisamente el equipo filial del Barcelona.

El conjunto de Luis Enrique apostará por un once con muchos cambios, en el que no se espera que aparezca ningún integrante del tridente (Messi, Neymar y Luis Suárez), y que algunos miembros de la defensa y delantera descansen con vistas el clásico (Piqué, Alba, Rakitic y Busquets, entre otros).

Jugadores como Alcácer, aún inédito contra la meta rival, tendrán una nueva oportunidad para mostrar su valía, así como Denis Suárez en el centro del campo.

Luis Enrique salió ayer al paso de las críticas aparecidas tras el empate ante la Real Sociedad (1-1) y avisó que sería "demasiado arriesgado" descartar a su equipo en la lucha por los títulos a estas alturas de la temporada.

"Queda tantísimo que sería demasiado arriesgado matarnos o tirarnos por tierra, pero que hagan lo que quieran", aseveró Luis Enrique, quien agregó que la situación en la Liga, con una desventaja de 6 puntos con respecto al Real Madrid, es la lógica teniendo en cuenta que el rival está "tan fuerte" y la "falta de regularidad" mostrada por el Barça.