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fútbol - Primera División

Cristiano Ronaldo se apropia del derbi

El portugués desempolva su versión más contundente para permitir que el Real Madrid se escape como líder

Koke se encara con Cristiano Ronaldo durante el partido. // Chema Moya

Después del último partido de Liga, frente al Leganés, Cristiano Ronaldo avisó de que en cualquier momento volvería a hacer de las suyas. Es decir, de mandar el balón al fondo de la red contraria como si fuera lo más fácil del mundo. No pudo escoger mejor momento que en el derbi madrileño para despejar las dudas sobre quién manda en la capital. Y, por extensión, en la Liga. Gracias al gatillo de Ronaldo, el Madrid sale fortalecido de una jornada marcada en rojo por sus perseguidores. El Atlético, pese al varapalo del marcador y los nueve puntos de desventaja, se marchó con la cabeza alta y la comprensión de su hinchada, que le ovacionó en los duros minutos finales. Porque, tras un primer tiempo de clara superioridad blanca, los rojiblancos sacaron el genio y empotraron a su rival en el área. Durante un cuarto de hora olieron el empate, pero les faltó la dinamita necesaria para aprovecha su momento. Quizá porque ayer toda la pólvora estaba en las botas de CR7.

Resignado a disputar el derbi sin Pepe, Kroos ni Casemiro, Zidane tuvo un gesto de autoridad al no arriesgar con Sergio Ramos, que llegó muy justo a la cita. No le tembló el pulso al confiar en Varane y Nacho, la pareja de centrales que sufrió el cataclismo del 4-0 de hace dos temporadas. Los jóvenes defensas se lo devolvieron con creces, ya que fueron un dique para los delanteros del Atlético. Con suficiencia en el primer tiempo, dominado de principio a fin por el Madrid. Y tirando de coraje y capacidad de sufrimiento en el furioso arranque de los de Simeone tras el descanso. Fueron apenas quince minutos, los únicos en los que se pudo dudar de la victoria madridista.

Isco había puesto los cimientos del triunfo con una actuación soberbia en el primer tiempo. Y muy completa porque no sólo se dedicó a mostrar la calidad que nadie le niega. También se arremangó para ayudar a sus compañeros en la presión y la defensa, algo fundamental en un centro del campo sin Casemiro y Kroos. Zidane apostó por un 4-2-31, con Lucas Vázquez, Isco y Bale por detrás de Cristiano Ronaldo, que ejerció de delantero ante la baja de Morata y la suplencia de Benzema.

Salió chisposo el Atlético, pero en seguida el Madrid se adueñó de lo importante, el terreno de juego. Todos los madridistas tuvieron la intensidad que Zidane echó de menos después de cada tropiezo blanco. Eso les permitió estar a la altura de un rival con merecida fama de despliegue físico y entrega sin límites. Pero es que, además, los madridistas estuvieron muy finos con el balón. Esa mezcla de concentración, disciplina táctica y fluidez con el balón en los pies minó la fortaleza defensiva del Atlético, que se sostuvo gracias a los reflejos de Oblak.

Pero cuando sus compañeros le hicieron una faena al abrirse en un lanzamiento de falta de Cristiano Ronaldo, el derbi adquirió un inconfundible color blanco. El remate del portugués, centrado, golpeó en la espalda de Varane, incrustado en el muro rojiblanco, para hacer inúltil la estirada de Oblak. Con Gabi dedicado básicamente a defender, y Saúl y Koke desaparecidos, en el primer tiempo el Atlético no tuvo más escapatoria que Carrasco, demasiado solo para aprovechar su desborde por la derecha.

El cambio de banda del belga tras el descanso ayudó al Atlético a dar un vuelco al partido. Eso y una determinación insuperable para ir a presionar al Madrid a su propia área. Tres robos en los primeros cinco minutos, en fallos de Lucas Vázquez, Modric y Nacho, devolvieron la fe a la afición y los jugadores rojiblancos. Carrasco buscó la escuadra en un tiro desde la frontal que se fue por poco. Y Griezmann ganó la línea de fondo, desde donde intentó un remate cuando lo que se imponía era el pase de la muerte.

Tras deliberar un buen rato con Germán Burgos, al cuarto de hora Simeone decidió tirar la casa por la ventana. Con Correa y Gameiro por Gabi y Torres, el Atlético quedó expuesto a la carga de la caballería ligera del Madrid. Bastó un poderoso despeje de cabeza de Varane para que Cristiano ganase la espalda a Savic, que lo derribó al entrar en el área. No sólo era el 0-2, sino el acta de defunción del Atlético. Porque, aunque quedaban 20 minutos y Simeone le pide que nunca dejen de creer, los jugadores rojiblancos bajaron los brazos. Siguieron atacando por inercia y dejaron espacios como los que aprovecharon Isco y Bale para regalarle a Cristiano el último plano de su estelar reaparición goledora.

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