No hay burlas en Inglaterra. Iago Aspas ha cerrado todos los debates posibles. Bastó con 45 minutos. El canterano del Celta ha presentado su candidatura para ser el "nueve" de La Roja en Wembley, un estadio mítico, la catedral de un fútbol que no supo degustar el talento de una de los mejores "productos" que ha dado A Madroa. Su actuación era, hasta la recta final del choque, lo poco salvable de una España que mostraba un preocupante nivel defensivo de su segunda unidad.

Pero Aspas cerró todos esos dilemas, todas esas dudas que se originan tras un mal resultado ante una potencia como es Inglaterra. De la posible caricatura se pasó a la reacción, a un empate de casta y de orgullo que ha liderado el delantero del Celta. Ni Ramos, ni Iniesta, sino Aspas, ese futbolista moañés que ha tenido que esperar tres años en cumplr el sueño de debutar con La Roja. Su talento se resume en la acción del gol que abrió la lata de La Roja. Amagó con el regate y acabó sacando un zurdazo para el recuerdo. Era el primer paso para que la Selección sobreviviese al embrujo de Wembley. El gol de Isco en el descuento mantiene la condición de inexpugnable al proyecto que lidera un Julen Lopetegui que deberá decidir en la próxima convocatoria si mantiene su apuesta por Diego Costa, Aduriz y Morata o si, por el contrario, se rinde al poder realizador y a la calidad del que es, en estos momentos, el máximo goleador nacional de LaLiga Santander. Al término del partido era el objetivo de los medios de comunicación. "No puedo estar más contento", afirmaba ante los micrófonos de Mediaset.