La estrategia no funcionó en McLaren-Honda. Fernando Alonso se la jugó con neumáticos intermedios en la vuelta 14 y ello le hizo pasar de la octava a la decimocuarta posición. No dejó de llover. Los coches de seguridad y las banderas rojas le ayudaron a no perder contacto y, tras volver a los extremos de lluvia, logró ir mejorando posiciones hasta encontrarse octavo cuando la carrera más larga del año, de muchos años, enfilaba su recta defitiva. En la vuelta 56, con 15 por delante, se retiraba el último coche de seguridad y Alonso sufría un trompo de inmediato que le llevaba a la cola del pelotón: decimoséptimo. Ni la pista, ni la lluvia, ni la escasa visivilidad animaban a plantear batalla, pero el ovetense se puso a ello. Puro tesón. Uno tras otro superó a Button, Magnussem, Gutiérrez, Wehrlein, Bottas, Kvyat y Ocon para hacerse con la décima plaza y sumar un punto pleno de coraje.

Carlos Sainz (Toro Rosso) remontó desde la decimoquinta a la sexta plaza final, igualando su mejor puesto desde que pilota en Fórmula Uno. "Estoy supercontento. La lluvia llegó, que era lo que necesitábamos, y aprovechamos la oportunidad. Era muy difícil lograr algo mejor que un sexto, un puesto que no nos esperábamos, así que no se puede estar más contento", dijo Sainz.