El Real Madrid consiguió una contundente y balsámica victoria, tras las derrotas ante el Barcelona en Liga y el CSKA en Europa, ante el hasta ese momento líder de la competición doméstica, el Iberostar Tenerife, por 86-59.

Con las ausencias de Anthony Randolph, por decisión técnica, y de Rudy Fernández (gripe), Pablo Laso intentó economizar fuerzas y no castigar en exceso a ninguno de sus jugadores. Hasta el minuto 7 (14-15) el equipo canario demostró su condición de líder de la competición con una defensa que comenzaba al hombre y terminaba en zona después de tres o cuatro pases del Real Madrid, lo suficiente para enfangar el ataque blanco.

En ataque, el Iberostar movió muy bien el balón buscando los desajustes en la defensa rival hasta encontrar un tirador liberado para mostrar su eficiencia.

Sólo al final del primer acto el Madrid pudo obtener una pequeña ventaja, 23-19.

En el segundo cuarto, el Real Madrid se puso a ajustar su defensa y al Tenerife se le empezaron a complicar las cosas. La fluidez de su ataque comenzó a no ser tal y en defensa, desaparecido el factor sorpresa, en defensa los canarios comenzaron a sufrir ante la mayor calidad y físico de los locales, con Othello Hunter como estilete.

Las ventajas madridistas, estabilizadas en los primeros compases, 32-26 (min.14), comenzaron a crecer paulatinamente (37-30, min.17) hasta finalizar con un 46-32 y con el ya casi habitual triple sobre la bocina de Llull.

Doncic, que cada día obtiene por méritos propios más galones en el equipo, fue uno de los destacados por los locales, mientras que por Iberostar Tenerife Vázquez y Doornekamp fueron los más efectivos. Abierta la brecha en el marcador, el Real Madrid no bajó el nivel defensivo estabilizando una renta siempre en torno a los veinte puntos, 54-36 (min.24.30) y 59-36 (min.26).

La brega de los canarios y cierto relajamiento del Real Madrid permitieron un 66-46 al final del tercer cuarto, con otro triple final esta vez a cargo de Doncic. Con veinte puntos de colchón y diez minutos por delante el partido bajó su rango de concentración. El Tenerife dejó la férrea disciplina de su juego y el Madrid se entregó a las individualidades, como las de Nocioni y Carroll, para cerrar una balsámica victoria por 86-59.