El Mundial monomarcas en el que se ha convertido la Fórmula 1 -un piloto de Mercedes contra el otro piloto de Mercedes-, llegará con emoción hasta el final, aunque la ventaja sea muy clara a favor de Nico Rosberg. El alemán lograba ayer la segunda plaza en el Gran Premio de Brasil por detrás del británico Lewis Hamilton, y con 12 puntos de ventaja en la general sobre su compañero y al tiempo su único rival le valdrá con ser tercero dentro de dos semanas en Abu Dabi para conquistar su primera corona aunque Hamilton lograra otra victoria.

Toca ya la corona Rosberg con la yema de los dedos, pero Hamilton no se rinde. Ha tenido dos ocasiones ya el alemán para sentenciar el campeonato a su favor (México y Brasil) y no lo ha conseguido. En ambas citas ganó un Hamilton impresionante una vez más ayer. Líder de principio a fin en una carrera larga, larguísima; que ya empezó con retraso por la lluvia, que se vio ralentizada por tres coches de seguridad y hasta paralizada en un par de ocasiones por sendas banderas rojas. Nada de todo ello inquietó a Hamilton, que ganaba con todas las de la ley mientras Rosberg, por su parte, tuvo la fortuna como aliada. Y es que si acabó segundo fue gracias al error de estrategia de Red Bull que condenó a Ricciardo y, sobre todo, a un Max Verstappen que estaba ayer realmente estratosférico. Acabó tercero el holandés tras protagonizar media docena de momentos memorables en la pista de Interlagos. Este chaval (18 años) parece llegado de otra galaxia.

Salida. Tras siete vueltas detrás del coche de seguridad se da la salida lanzada y en la primera curva, apareciendo de entre una cortina de agua, Vertsappen da cuenta de Raikkonen para colocarse tercero tras los Mercedes.

Vuelta 32. Verstappen supera a Rosberg por el exterior de la curva tres, apurando la frenada para encontrar un punto imposible de adelantamiento.

Vuelta 39. Derrapada monumental de Verstappen en plena recta de meta. Controla el monoplaza y evita no sólo irse contra la valla sino que también aguanta la segunda plaza ante Rosberg.

Vuelta 44. Verstappen se la juega poniendo neumáticos intermedios. No deja de llover. Sale undécimo.

Vuelta 67. El holandés ha progresado hasta la quinta plaza cuando se topa con el Ferrari de Vettel, a quien supera con un interior para a la salida de la curva "invitar" al alemán a dar un paseo por la hierba. Vettel se queja por radio de la misma maniobra que antes había protagonizado él con Fernando Alonso. A Vettel, el sonriente campeón en la etapa de Red Bull, se le ha agriado el carácter en Ferrari. Es el cascarrabias de la parrilla.

Vuelta 70. Verstappen adelanta ¡por el arcén! a Checo Pérez para recuperar la plaza de podio por detrás de los Mercedes.

No quedaba tiempo para más. Rosberg respira aliviado. Sabe que las matemáticas le sonríen en el que va a convertirse en el Mundial más competido de la historia. Los números no engañan. Lewis Hamilton puede quedarse sin título pese a ganar más carreras que nadie. Lleva nueve -las mismas esta temporada que Rosberg- y una décima en Abu Dabi no le garantiza una cuarta corona siempre que el alemán sea segundo o tercero. Si Hamilton es segundo en la última carrera del año le vale a Rosberg con un cuarto puesto; con el sexto si el inglés fuera tercero; séptimo si no pasa Hamilton de la cuarta plaza y décimo si su compañero de garaje sólo fuera quinto...

Nunca en la historia de la Fórmula 1 un piloto con al menos ocho victorias en la temporada se quedó sin ganar el título. Fernando Alonso, por ejemplo, fue campeón en 2005 y 2006 con siete victorias, aunque también es cierto que entonces se disputaban tres carreras menos que ahora, cuando Hamilton puede ser subcampeón con diez.

La decisión final, pues, dentro de quince días en el circuito de Abu Dabi, donde Fernando Alonso defenderá una más modesta décima plaza en la general (tiene dos puntos de renta sobre Felipe Massa) aunque con un mérito realmente extraordinario habida cuenta del material que tiene entre manos.