Asegura que pensó que era una broma cuando, el jueves, estando en casa de su madre y abuela de Iago Aspas; María Juncal, madre del futbolista moañés, recibió la llamada de una amiga para darle la enhorabuena por su hijo. El viernes anterior, Iago Aspas no había entrado entre los elegidos para jugar en la selección española, por lo que no sabía a qué se debía la felicitación, dice María Juncal, que después confirmaría la noticia, a través de sus hijos "contentos de alegría". Iago había visto cumplido su sueño de ser convocado para jugar con La Roja.

Esta mujer, mariscadora de profesión en las playas de Moaña, con gran sentido del humor, que aprendió a amar el fútbol de la mano de sus cuatro hijos y que le gusta pasar desapercibida incluso en las gradas de Balaídos, tiene fama de dar buenos consejos y el jugador del Celta tiene en ella a una fiel aliada: "Lo que le dije a Iago fue: juega como tu sabes y si tienes la oportunidad de hacerlocon Nolito -como ya se conocen y se entienden-, puedes hacer algo más".

Asegura que hoy verá el partido en su casa de Moaña, con su marido Urbe -más huidizo todavía de todo el protagonismo que Aspas da a esta familia de Moaña, aunque teme que "no entre en el partido porque ha sido todo con muy poco tiempo y no está adaptado con los compañeros".

La convocatoria de última hora dejó a Iago Aspas sin poder disfrutar de la fiesta local de San Martiño de Moaña. Ya había anunciado, días atrás, a sus amigos que se verían ayer en los furanchos de esta parroquia de Moaña porque iba a estar libre de la liga. El miércoles había llamado, incluso, a su madre para acudir el festivo local de ayer a comer todos a San Martiño, aunque por una cita de ella en Povisa tuvieron que realizar la comida el jueves. Iago organizó una "churrascada"en su casa de Moaña y cuando llegó ya lo hizo con la noticia de la selección: "Casi no tuvo tiempo para comer. Llegó a las tres de la tarde y a las cuatro y media ya tiró para Vigo. Comió rápido, hizo las maletas y estuvo un poco con el niño. Ahora le cuesta más marcharse". La familia estaba al completo con Jenni, la pareja del futbolista, y el hijo de ambos, Thiago, de sólo cuatro meses, y que la abuela muestra en fotos, risueño como ella.

María Juncal no se olvida de elogiar también a sus otros hijos y dice que le gustó ver a los cuatro en la fotografía de ayer en Faro de Vigo. Urbe, el mayor, vive en Moaña y jugó en el Alondras (Cangas); Jonathan está jugando en Italia pero también lo hizo en el Celta, fue campeón de Europa con la selección sub-16 y llegó hasta la sub-18; y Pablo, el pequeño, que de niño jugó, aunque es el único que no siguió por este camino y está trabajando en Burgos. María vive con mucha ilusión también la llegada de un nuevo nieto, unaniñade Jonathan, que nacerá en febrero.

Se ríe cuando se le pregunta qué le dio de comer a sus hijos para que salieran unos fenómenos del fútbol: "Comidas normales...galletas".