Un doblete de Gareth Bale puso el brillo a un Real Madrid sin la constancia deseada por su técnico, irregular en su juego ante un Leganés ordenado que se estrenó en el Bernabéu en un encuentro que cerró Álvaro Morata (3-0) y en el que los de Zidane no encajaron diez partidos después.

Pidió constancia Zidane a sus jugadores, obligados a levantarse tras el traspié europeo ante el modesto Legia. Ser constante es una de las grandes dificultades de la vida. Sin duda es su reto en un Real Madrid que se desenchufa en pleno partido o que salta sin la motivación que el fútbol exige. El Real Madrid salió dormido, como si la hora matinal en el Bernabéu le afectase. Estático, ni un desmarque en los tres de arriba entre los que aparecía Morata. Parte de culpa tenía el plan de Asier Garitano.

Asumiendo su modestia y con la lección aprendida de jugar de tú a tú al Barça, el Leganés plantó un 4-5-1, con líneas juntas, que desactivó el juego del Real Madrid, tapó espacios y no existió la conexión entre el centro de campo y los tres de arriba de Zidane. Entró duro, cortó el bajo ritmo de juego, dejó ayudas defensivas de dos contra uno en banda.

Todo unido provocó que el Real Madrid solo llegase en cinco ocasiones al área rival en el primer acto. Lo increíble al descanso fue que ganase 2-0, ambos de Bale, a un pase con visión de privilegiado de Isco desde la izquierda y adelantándose el galés boca de gol, tras una falta lateral de Kroos y cabezazo de Varane.

Isco era la gran víctima del planteamiento del Leganés. Sin líneas de pase erró más que nunca. Sin hueco para pasar acabó disparando a las nubes dos acciones pero apareció para ver el pase que muy pocos jugadores tienen la capacidad de ver para desatascar el duelo. Cristiano se desesperaba sin poder ejercer su poder en el juego y se enganchaba con Mateu Lahoz tras recibir una dura entrada que no recibió castigo.

Había pedido el Leganés un penalti sobre Szymanowski en una puja con Varane, pero le faltaban argumentos ofensivos para generar nerviosismo en el coliseo madridista. La vez que más cerca estuvo fue a un centro de espaldas a puerta de Gabriel tras falta lateral, al que no llegó por milímetros Insua en el segundo palo.

Morata buscaba el premio a su esfuerzo pero era frenado en continuas faltas. La primera llegada madridista era con un testarazo suyo sin espacio que se perdió cerca del travesaño de Serantes. Sin fútbol del Real Madrid, solo errores en salida de balón del Leganés provocaban cierto desequilibrio.

Tras la reanudación, los hombres de Zidane liberados de la presión del marcador pusieron más voluntad por agradar. Arrancaron jugando con un punto mayor de velocidad y lo aprovechó Bale para que se luciera Serantes en dos paradas.

Al Leganés le faltaban argumentos para protagonizar una reacción. Defendió bien y buscó la velocidad de Szymanowski. En una acción chutó cuando le encimaba Carvajal para que Keylor se luciese.

En el área visitante todos los remates eran de Bale, con Cristiano en una línea de irregularidad inédita, sin presencia en el juego y con pocas acciones de remate que no fuesen a balón parado. Aún así, generoso para dejar una falta a James, consciente del duro momento que atraviesa su compañero.

Reapareció Modric, vital para el juego madridista, y Morata cerró con un buen gol un derbi madrileño de estreno en la élite. El desmarque del delantero centro encontró el pase de James al espacio y lo resolvió con gran definición, con un derechazo al lado donde no esperaba Serantes para mantener en el liderato al Real Madrid y abrir hueco con el Atlético de Madrid.