Quique Setién jugó con acierto sus cartas en la preparación de la visita del Celta. El entrenador del Las Palmas había alimentado el descontento de su hinchada hacia los árbitros, que se manifestó en una pitada durante el minuto 12 del partido. Y el andaluz Mario Melero López, en este caso, adoptó decisiones que provocaron el malestar del rival y no el propio.

Setién ya había criticado con dureza a Martínez Munuera en el Sánchez Pizjuán, donde su escuadra cayó por 2-1."El árbitro ha influido en jugadas determinantes", dijo entonces, detallando todos los errores cometidos en su opinión. "Mis jugadores están muy frustrados. Son cosas del fútbol. Lo triste es que ha habido un factor que ha desnivelado la balanza".

Pero fue lo sucedido en El Madrigal con Jaime Latre lo que llevó al entrenador cántabro a incrementar su belicosidad. El Villarreal remontó gracias a un discutido penalti cometido por Mesa y a un gol de Bakambu precedido por una falta del delantero sobre Montoro. "Siempre queda la duda de qué hubiera pasado si fuera al revés, si el árbitro hubiera tenido los huevos de pitarlo. Ha podido haber un forcejeo con el brazo, aunque Sansone se ha tirado como todo el partido", declaró Setién sobre la pena máxima. Y aunque afirmaba "contenerse", añadió: "La jugada del segundo gol ha sido clamorosa, un escándalo". En general, reflexionaba: "Los árbitros, dentro de una tensión puntual, tienen una incidencia a la hora de señalar las faltas en función del equipo que sea".

El Comité Técnico de Árbitros concluyó que Setién había cruzado la línea de la crítica legítima y lo denunció a Competición. Los expertos pronostican que el expediente concluirá con una multa de entre 601 y 3.005 euros. "Supongo que cometí una equivocación porque evidentemente uno sabe qué no puede hablar y qué no puede decir, y acataremos la sanción con la humildad que corresponda, claro", reaccionó Setién.

Lo cierto es que el viento ha girado. El Celta lamenta que Melero López sacase ocho tarjetas amarillas a sus jugadores, dos de ellas a Sergi Gómez, expulsado en la señalización de un penalti que los celestes entienden inexistente, igual que algunos fueras de juego de Aspas. El moañés afirma: "El árbitro nos ha privado de muchas cosas. Nos toca agachar la cabeza, somos un club humilde y seguiremos trabajando". Berizzo, fiel a su política diplomática, afirmaba no saber si el penalti era justo. Una línea que ahora a Setién le parece conveniente: "Quizá se pueda pensar que el árbitro nos ha favorecido, no sé si ha sido penalti o no, pero sí he visto que ha mostrado las tarjetas con cierta coherencia y habitualmente no es así. Mejor no me preguntéis por esto".