El Atlético de Madrid reactivó su lucha por la Liga con una victoria frente al Málaga (4-2), al que desmontó de inicio, goleó antes del descanso y aguantó la última media hora en inferioridad numérica, por la expulsión de Stefan Savic, en un triunfo imponente por fútbol, primero, y por carácter, después.

Once contra once, con un gol de Yannick Carrasco y dos de Kevin Gameiro, el partido fue rojiblanco sin matices, aunque Sandro Ramírez anotó para su rival; diez contra once, también fue del Atlético, que resistió la renovada ambición del Málaga, que soportó el 3-2 de Ignacio Camacho y sentenció con el 4-2 del extremo belga tras una cabalgada que puso de manifiesto su velocidad y también su talento inmenso. Los rivales le dan cada vez más vueltas a su once, a su táctica y a su planteamiento cuando se enfrentan al Atlético. Su potencial le hace temible. El último ejemplo, el Málaga, cambió su esquema, reforzó el medio de su retaguardia con tres centrales, como el Alavés, el Rostov o el Sevilla... Y salió derrotado del Calderón.

El Atlético aceptó el reto con autoridad, porque dispone de recursos imparables. En lo colectivo, en esa esencia de bloque del último lustro y en esa evolución indudable con la posesión, desde la que manejó toda la primera hora del encuentro; y en lo individual, con Yannick Carrasco, Antoine Griezmann o Kevin Gameiro.