El Celta no olvidará fácilmente su última visita al estadio Gran Canaria, donde el equipo vigués sufrió un nefasto arbitraje que le dejó secuelas para varios partidos. Los celestes, que se adelantaron en el marcador con un gol de Bongonda (el último, por cierto, que ha marcado el belga en competición oficial) se vieron seriamente lastimados por el arbitraje de José María Sánchez Martínez, que castigó con penalti una mano involuntaria de Gustavo Cabral y penalizó con una segunda tarjeta amarilla una caída de Fabián Orellana en el área canaria.

Ésta última decisión propició una mala reacción del chileno. "Qué malo eres" le espetó en dos ocasiones Orellana al colegiado, según recogió éste en el acta. Un paso en falso que le costó al jugador celeste una sanción de tres partidos: uno por su expulsión, otro por menosprecio al árbitro y uno más por reincidencia. A este contratiempo se añadió que el colegiado había mostrado una discutible tarjeta amarilla a Hugo Mallo que hacía la sexta del curso y obligaba, por tanto, al lateral marinense a cumplir sanción en el siguiente partido. El club recurrió ambas cartulinas, la segunda mostrada a Orellana y la vista por Mallo, sin éxito. Tanto Competición como posteriormente Apelación, tumbaron su recurso presentado por el Celta.

Durante algún tiempo se especuló con la posibilidad de que Berizzo fuese también sancionado por sus críticas al árbitro tras el partido. El entrenador del Celta acusó al colegiado de "actitud persecutoria contra Orellana" rompiendo su costumbre de no hablar de los arbitrajes. Competición, sin embargo, desoyó la petición del Comité Técnico de Árbitros de que se sancionase al técnico céltico.