El cantera mantiene un papel protagonista en el Celta por quinta temporada consecutiva desde el último ascenso del conjunto vigués a Primera División. Los chicos formados en A Madroa conforman algo menos de un tercio de la plantilla, pero suponen casi el 40 por ciento del equipo tipo celeste, con cuatro jugadores entre los once habitualmente escogidos por el técnico, Eduardo Berizzo, para cada partido.

Pero la cantera no solo conserva una importante presencia en la fisonomía más reconocible del once céltico, al que aporta habitualmente un portero (normalmente Sergio aunque la participación de Rubén Blanco va a crecer con el paso de los partidos una vez superada su lesión), dos defensas (Mallo y Jonny) y un delantero (Aspas), sino que nutre al equipo de más de la mitad de sus efectivos defensivos, a la vez que lidera el gol en el conjunto celeste.

El dato es conluyente: entre Iago Aspas y Hugo Mallo suman el cincuenta por ciento de los goles marcados en las nueve jornadas de Liga disputadas hasta la fecha.

Los cuatro canteranos titulares suman casi 3.000 minutos (2.876 en concreto) en lo que va de campeonato. Sergio Álvarez, el único futbolista del plantel que ha jugado todos los partidos completos, es el más utilizado por Berizzo (810 minutos). Le siguen Mallo (728), Aspas (700) y Jonny, a quien el entrenador ha alternado en ambas bandas (638). El fichaje de Roncaglia, un comodín que puede actuar en cualquiera de las posiciones del frente defensivo, ha permitido al preparador céltico dosificar a sus laterales titulares y repartir mejor el esfuerzo de la zaga entre la UEFA Europa League y la competición doméstica.

Pero si algo llama la atención en los números de la cantera céltica es el formidable peso que los jugadores de la casa están teniendo en ataque. Tanto, que de hecho puede decirse que la gente de A Madroa es la que ejerce actualmente el liderazgo ofensivo del Celta en cuanto al gol se refiere. La mitad de los tantos anotados por el Celta llevan, de facto, la firma de alguno de los chicos de A Madroa.

Ausente Nolito, Iago Aspas se ha convertido en el gran referente goleador en el conjunto celeste. Con los dos goles que le hizo el pasado domingo al Deportivo, saldando una vieja cuenta pendiente, el artillero moañés suma ya cuatro tantos, cifra que le mantiene entre los diez mejores artilleros del campeonato. El escalafón lo lideran Messi y Luis Suárez (Barcelona), con siete cada uno, seguidos de Griezmann (Atlético de Madrid), con seis, y Aduriz (Athletic) y Sansone (Villarreal), con cinco, mientras que Rafinha (Barcelona), Karim Benzema (Real Madrid) y Sergio León (Osasuna) suman los mismos tantos que el canterano celeste.

Pero no solo Aspas ha aportado goles al equipo. Hugo Mallo ha dado este curso un salto de calidad ofensiva que le permite compartir con Fabián Orellana y Pione Sisto la condición de segundo máximo goleador del equipo, con dos tantos, el marcado el domingo ante el Deportivo en el clásico y el anotado, también en Balaídos, en septiembre pasado al Sporting de Gijón. Pablo Hernández y Guiseppe Rossi engrosan, con un tanto cada uno, el elenco goleador celeste, que completa el defensa azulgrana Jeremy Mathieu con un tanto en propia meta.

La eficiencia ofensiva no se limita a quién es el que empuja el balón dentro de la portería. Casi tan importante como el que marca es el jugador que lo habilita, el que propicia el gol con el último pase. Y en este apartado la cantera celeste tiene también un papel destacado.

El ranking de asistencias lo lidera Jonny, con dos, rubricadas en los partidos contra el Espanyol y el Deportivo. También han firmado un pase de gol Mallo, Cabral, Sisto, Guidetti y Iago Aspas, aunque lo más llamativo es sin duda la asistencia aportada por Sergio Álvarez, la única en la actual Liga que ha firmado un portero, en el derbi gallego. El catoirense sirvió el cuarto gol a Iago Aspas con un saque de puerta que el moañés controló en el límite del fuera de juego y convirtió, tras galopar en solitario hacia Lux y ajustar el balón al palo corto, en el tanto que cerró una goleada histórica frente al eterno rival.