El Celta ha encontrado en casa los biorritmos perdidos al comienzo de la temporada, los mismos que en el anterior campeonato le llevaron a ocupar plazas de privilegio desde las primeras jornadas. Después de sumar tres victorias consecutivas en Balaídos, el equipo vigués ha despegado en la clasificación y con 13 puntos ya es octavo, a solo dos puntos de distancia de los puestos europeos.

Con Berizzo al frente, los célticos se habían acostumbrado a arrancar a tope la temporada. De hecho, el año pasado se mantuvieron invicto durante las ocho primeras jornadas, en la que acumularon 18 puntos. La racha se rompió con la visita del Real Madrid a Balaídos (1-3).

Ese comienzo nada tuvo que ver con el de este curso, en el que los célticos encadenaron tres derrotas, dos de ellas en Balaídos (ante Leganés y Atlético de Madrid), con el tropiezo en medio en la visita al Santiago Bernabéu.

Paradójicamente, el equipo de Berizzo aprovechó su estreno en la Liga Europa para recuperar el pulso competitivo. El empate en Lieja le dio ánimos para sumar el primer punto en la Liga, ante Osasuna. La competición europea, en la que se temía repetir las malas experiencias de las dos anteriores participaciones del conjunto vigués, servía en esta ocasión de punto de inflexión para una plantilla que a partir de ahí encontró en el estadio de Balaídos buena parte de las soluciones a los males que padecía en el arranque.

La primera víctima de este resurgir céltico fue el Sporting de Gijón (2-1), que se encontró con unos efectivos Hugo Mallo y Aspas. Los dos canteranos repetirían en el derbi gallego.

Pero antes de la victoria ante el eterno rival, Balaídos vivió otra tarde mágica con la visita del Fútbol Club Barcelona, vigente campeón de Liga. En una primera parte memorable, los célticos sellaron un triunfo que al final costó más de lo esperado (4-3)

Con esa segunda victoria en casa, los de Berizzo acumulaban cuatro partidos de Liga sin perder y seis si se incluían el empate en Lieja y el triunfo ante el Panathinaikos en la Liga Europa.

De la posición de colista a la que habían caído tras registrar cero puntos en tres jornadas de Liga, los celestes dieron un gran salto hasta la mitad de la tabla. Solo el estrepitoso encuentro en Villarreal rompió la buena dinámica que habían iniciado los de Berizzo, que días después se resarcieron de ese tropiezo en El Madrigal con un valioso empate ante el Ajax.

Balaídos y la competición europea aparecían como remedio para enderezar el rumbo de un equipo que se presentó ante el eterno rival con la intención de hacer valer la ventaja de jugar en casa y con el apoyo de su afición. Y no dejó escapar la oportunidad el Celta para asestarle al Deportivo una derrota histórica. Sesenta y un años habían transcurrido desde el último 4-1 en Balaídos ante los blanquiazules de A Coruña.

Además, con esos tres puntos sumados el domingo, el Celta se mete de lleno en la pelea por las plazas de privilegio de la clasificación de Primera. Ahora es octavo, con 13 puntos, a dos de distancia del sexto clasificado, el Athletic Club de Bilbao. En medio se sitúa otro equipo vasco, la Real Sociedad, igualado con los celestes, que el domingo que viene visitan Las Palmas. El conjunto canario está protagonizando un buen arranque. Es noveno, con 12 puntos, uno menos que el Celta, que espera aprovechar la inercia de sus triunfos en Balaídos.