Noventa y tres años de historia dan para muchos momentos de gloria. Dos son especialmente llamativos en el Celta porque la victoria en ambos tuvo como protagonista al mismo jugador y porque los rivales coinciden en el nombre, aunque no en el apellido. Iago Aspas engrandeció ayer todavía más su figura entre el celtismo con una actuación tan memorable como la que protagonizó el día de su debut en Balaídos. Aquel 7 de junio de 2009, los dos goles del moañés al Deportivo Alavés evitaron el descenso a Segunda B del equipo vigués. Al otro Deportivo, al de A Coruña, al que no reconoce el celtismo en sus cánticos, Aspas le hizo ayer un doblete que conlleva una de las victorias más significativas de los celestes en la larga historia del clásico gallego. En estos dos momentos, Aspas encontró su inspiración en la misma portería: la próxima a la grada de Gol. Incluso sus gestos de alegría quedarán para la eternidad. Ante el Alavés, el entonces joven delantero se fue hacia un micrófono de ambiente que estaba en la banda de Tribuna para celebrar uno de los goles. Ayer, elegió el camino contrario y se fue hacia una esquina de Río para mostrar a la afición rival el escudo más importante de su vida.

Imágenes imborrables para la afición sobre un jugador que ya aguanta las comparaciones con los más grandes futbolistas de la historia del Celta. Ayer, Aspas alcanzó los 72 goles con la celeste, tras participar en 204 encuentros. Iguala la efectividad en el remate del Zar Mostovoi. Ahora le restan once "leyendas" por delante para llegar a lo más alto, según Celta Historia (@celtahistoria).

Iago Aspas se presentaba en el derbi de ayer tras marcarle un gol al Deportivo en el amistoso que ambos disputaron el verano pasado en Uruguay. Pero le faltaba anotar en un partido oficial, además de sumar su primera victoria ante el eterno rival. El moañés emigró a Inglaterra con el sabor amargo de su expulsión en el derbi de Riazor por responder a la rudeza de Marchena con un cabezazo.

Ayer, de hecho, no estaba realizando su mejor partido. Pero llegó el penalti de Sidnei y no dudó en lanzarlo. Admitió después que no había golpeado bien el balón, pero consiguió engañar a Lux y sumar su sexto acierto consecutivo en una pena máxima. Nadie lo había conseguido antes en el Celta en Primera División: seis de seis penaltis lleva.

El gol devolvió a Aspas a su estado natural, en el que ahora se codea con los mejores goleadores de LaLiga (suma cuatro tantos, por siete de Messi y de Suárez). Y a continuación, ejecutó una jugada marca de la casa. Se llevó a la defensa rival por velocidad y superó a Lux. Lo celebró de nuevo ante los seguidores del Deportivo. ¿Alavés? No. De A Coruña.